LORENA VOLPE


 LORENA VOLPE. Directora y dramaturga

LA LUCHA FEMINISTA EN EL TEATRO ACTUAL. 

Lo femenino y la feminidad han sido vistos desde un punto filosófico-estético durante años, asociados siempre a una belleza meramente conceptual en el arte. La perspectiva frente esto ha cambiado diametralmente con el paso del tiempo, desde las amplias acepciones de “lo bello” y “lo bueno”, que referían a la belleza estética pero también a lo justo y a la verdad, que Platón exponía en uno de sus diálogos, Hipias mayor, en los que la mujer era un fuerte objeto de preocupación, hasta pasar por el afeminamiento del teatro de variedades del siglo XIX, relacionado a la aristocracia y al buen gusto. En esto, se abre una sociedad sin leyes igualitarias ni derechos para la mujer. 

La mujer, desde el principio del arte, era vista como el objeto de alguna obra maestra, y terminaba siendo el ápice de la manifestación cultural. La musa de las disciplinas artísticas, silenciada casi hasta suprimirla. Han sido tratadas como un colectivo marginado incluso en las actividades principales de la sociedad griega, cuando se producían, paradójicamente, grandes obras como Medea, Las vacantes e Ifigenia en Áulide de Eurípides, o Antígona de Sófocles. Hasta este punto, las mujeres participan de los rituales dramáticos en los cánticos religiosos. 

Poco después, los mitos (personajes) femeninos eran interpretados por hombres y a las mujeres se les prohibió la entrada al teatro. 

Luego aparecieron en la escena Cresida, Desdémona, Julieta, lady Macbeth, Ofelia, Porcia, Rosalinda, Titania y Viola. William Shakespeare y sus contemporáneos habían creado los textos hoy considerados clásicos, con personajes femeninos potentes, que bajo ninguna circunstancia podían ser escenificados por mujeres. 

Las féminas, sin embargo, lucharon por tener voz y mayor representación en este lugar que parecía ser el más libre –o el más obsceno–. Y esto ha quedado reflejado en la leyenda de la alemana Roswitha de Gandersheim conocida como la primera dramaturga de la historia o posteriormente en comediantes como La Calderona, La Caramba, Rita Luna o las Hermanas Correa, que pudieron ser actrices en España gracias a un Real Decreto de 1587, en el que se ordenaba que para que las mujeres pudieran actuar debían estar casadas y haber suscrito contratos legales. 

Hasta cierto punto, ¿se podría afirmar que la mujer ha superado la barrera de la objetivación en las artes escénicas? Con toda su verdad y su libertad, ¿sigue siendo el teatro un arte que suprime a las mujeres? ¿Quedan vestigios en nuestras salas de esa supremacía masculina?

En el Día de la Mujer, 2019, El – Teatro conversó con seis mujeres, artistas de la escena actual y luchadoras por arte más inclusivo, para conocer cuál es el rol que juegan las mujeres en el teatro actual y qué hay que trabajar para que los cambios sean contundentes. 

“Hay que romper estereotipos” 

AIDA MERCADA. Actriz 

La mujer tiene una función muy importante. No sólo en cuestiones de igualdad de derechos, sino como representante del 50% de la población mundial. Por esto hay que visibilizar a todas las mujeres, revindicar sus derechos, romper estereotipos y prejuicios legitimados muchas veces por el género y crear nuevos referentes. 

Para ello el teatro es un escenario ideal, ya que es espejo y trasformador de la realidad. El feminismo por tanto es muy importante en el teatro y nos puede ayudar a darle al teatro la posibilidad de ser más justo. 

Hay muchas mujeres en teatro pero todas nos vemos atacadas por los cánones de belleza. Somos obligadas a representar papeles que siguen legitimando los roles de género asociados a la mujer como cuidadoras o mujer-objeto, entre otros u obligadas a lidiar con comportamientos machistas de parte de nuestros compañeros.

“Tenemos muchas cosas qué decir” 

LORENA VOLPE. Directora y dramaturga 

Los teatros de Barcelona se han unido a la huelga colectiva por el Día de la Mujer precisamente para señalar que existe una desigualdad en el sector. No hay suficientes mujeres en el teatro. Al menos no en los cargos de dirección, dramaturgias, ni muchos cargos técnicos. Los números son muy dispares.

El feminismo, en este sentido, ha sido fundamental para señalar esta problemática. Ha llegado en el momento justo. El feminismo es luchar para que tengamos las mismas oportunidades. No que predomine uno sobre otro, sino que tengamos las mismas oportunidades. 

El movimiento es fundamental y ha invadido de forma positiva la escena teatral.

Tampoco se deben censurar autores que vivieron contextos muy diferentes. El teatro está aquí para retratar realidades y no para darles la espalda. El hecho de que se censuren obras teatrales porque retratan el machismo no debe pasar.Cada vez más tenemos más oportunidades para darnos a oír y darles más oportunidades, porque tenemos muchas cosas qué decir y hemos vivido muchos años de silencio. Como mujer, he tenido la posibilidad de publicar, trabajar y que se programen mis obras en las salas y que esto tiene que ir a más.

“Podemos trabajar en cualquier área” 

ZARA FERMÍN. Periodista cultural y gestora 

Considerando toda la áreas de trabajo que implica el montaje de una obra de teatro y el teatro en sí mismo como arte, la mujer está involucrada totalmente en las diversas áreas hoy en día. Por ejemplo en la producción, dirección, actuación, maquillaje, escenografía, vestuario y prensa, sin duda. Sin embargo, el área sigue dominado por los hombres en otras áreas especialmente técnicas como tramoyistas, utileros, eléctricos,  sonido e iluminación.

Todavía nos queda romper paradigmas para así poder hablar de igualdad. 

Desde luego que hace falta más presencia de mujeres en las artes escénicas y en la cultura en general. Una lucha en pro del feminismo en áreas específicas como las técnicas. Pero más allá de eso me gustaría que nos vieran como seres humanos capaces de trabajar en cualquier área sin mirar nuestro género. Tomar en cuenta nuestra capacidad profesional para así lograr el estado ideal que es la igualdad. 

Fuente: El teatro




GLORIA STEINEM


 

GLORIA STEINEM 

La mujer que cambió la vida a todas las mujeres 

Con el estreno del filme 'The Glorias', queremos repasar la vida de Gloria Steinem, la mayor y más importante feminista de la historia, que con sus libros, su activismo y su discurso cambió radicalmente la vida de todas las mujeres del planeta. 

"Las mujeres no van a ser iguales fuera de su casa hasta que los hombres sean iguales en ella" (Gloria Steinem)


En 2020, el feminismo en las sociedades occidentales ya no es un sueño, es una realidad. El movimiento feminista ha adquirido especial relevancia en los últimos años después de que mujeres de todo el planeta reaccionaran con sororidad ante la terrible violencia machista, el tedioso techo de cristal o la falta de ecuanimidad en el reparto de las tareas domésticas.

Pero hace medio siglo no era así. Muchas mujeres seguían condenadas a no poder elegir su vida, a no poder estudiar, a no tener libertad para elegir su vida, su sexualidad, su carrera. No había más opción que permanecer en el ámbito doméstico cuidando de los hijos. 

Afortunadamente las décadas de los 60 y 70 fueron crucial para las mujeres, pues la tercera ola feminista, al hilo de las revoluciones estudiantiles y del movimiento hippie, desencadenó grandes avances para la mujer: el control de la natalidad, la incorporación al mercado laboral, el divorcio... 

Para que llegara todo esto que hoy nos parece 'normal', fue esencial el papel de una mujer, la periodista y activista estadounidense Gloria Steinem, que es considerada como la mayor feminista de la historia: una mujer que cambió para siempre la vida de todas nosotras. Una persona que lleva sesenta años luchando por los derechos de las mujeres.

Evocando su vida, e inspirada en su biografía 'Mi vida en la carretera', mañana se estrena 'The Glorias', película basada en la vida de Steinem protagonizada por las oscarizadas Alicia Vikander ('La chica danesa') y Julianne Moore ('Siempre Alice') y dirigida por Julie Taymor ('Frida'), una estupenda ocasión para repasar la trayectoria de la gran feminista de nuestro tiempo. 

Una auténtica pionera

Steinem nació el 25 de marzo de 1934 en Toledo (Ohio). De pequeña tuvo una educación inusual, pasando temporadas en Michigan, Florida y California, por lo que no fue al colegio regularmente hasta los 11 años. Su adolescencia fue complicada porque, tras la separación de sus padres, cuidó a su madre, que padecía una grave enfermedad mental, hasta ingresar en la universidad. 

Eran los años 50 y se matriculó en el Smith College para estudiar gobierno, una opción poco habitual para las mujeres del momento. Pero es que ella no quería seguir tampoco el camino esperado de la maternidad y el matrimonio: "En la década de los 50, cuando te casabas, te convertías en lo que era tu marido, por lo que parecía que era la última decisión que ibas a tomar. Yo había sido el progenitor de una niña grande: mi madre. Así que no quería terminar cuidando a otra persona", explicó a 'People'. 

Tras terminar su carrera, pasó por la terrible experiencia de abortar ilegalmente con un doctor londinense de camino a la India, donde trabajó como asistente del presidente de la Corte Suprema. A su vuelta a Estados Unidos, consiguió el puesto de directora de la Independent Research Service, una organización que resultó estar financiada por la CIA.

Comenzó después su carrera como freelance en 'Esquire', escribiendo artículos sobre la contracepción y cómo las mujeres estaban obligadas a elegir entre su carrera y el matrimonio. Estamos en 1963 y entonces escribe para la revista 'Huntington Hartford's Show' uno de sus trabajos periodísticos más importantes: se infiltra como 'conejita' en el Playboy Club de Nueva York para informar de las denigrantes condiciones de las trabajadoras. 

Hablando de mujeres

En 1968, formó parte del equipo fundacional de 'New York Magazine' y fue allí donde, como ella misma dice, saltó el "clic feminista" cubriendo un acto sobre el aborto. Ella explica que nunca se había sentido culpable por abortar y recuerda que aquel día "fui consciente de que era la primera vez que había asumido la responsabilidad de mi propia vida". Fue a raíz de ese artículo donde ella inventó el concepto 'libertad de reproducción' como "una expresión que indica la libertad de opción de tener hijos o no tenerlos, lo que posibilita una coalición entre nosotras". 

Los años 70 fueron determinantes para Steinem: se unió a otras feministas como Bella Abzug y Betty Friedan y creó el Caucus Político Nacional de Mujeres, que trabajó por los problemas de la mujer. Fue fundadora junto con Dorothy Pitman Hughes y otras activistas de la icónica revista 'Ms', el primer medio feminista de la historia, que también fue pionero en sacar en portada temas como la violencia contra las mujeres (1976). Cincuenta años después, sigue siendo miembro del comité de dirección. 

Fue en este tiempo cuando Gloria Steinem y Dorothy Pitman Hughes posaron para el fotógrafo Dan Wynn para la legendaria foto en la que ambas aparecen con el puño en alto representando el empoderamiento de dos mujeres de distinto color. Fue publicada en 1971 en la revista 'Esquire'. Un año después, se convirtió en la primera mujer en dar un discurso en el Club Nacional de Prensa, en el que criticó a los medios por la falsa integración de las minorías en las redacciones. 

Sus pensamientos fueron criticados por feministas extremas, por trabajar respaldada por la CIA; otros cuestionaron su vinculación al movimiento por mostrar una imagen tan elegante y glamurosa. Pero ella siguió haciendo su trabajo, escribiendo por y para las mujeres. Así, en 1978 redactó para 'Cosmopolitan' la sátira 'Si los hombres pudieran menstruar', imaginando un mundo en el que los hombres tuvieran el periodo y concluyendo que para ellos sería un motivo de honor en vez de la vergüenza que experimentan las mujeres. 

Libros revolucionarios

En 1983 publicó una de las obras más importantes de su carrera, una colección de ensayos titulada 'Outrageous Acts and Everyday Rebellions' [traducible por 'Actos escandalosos y rebeliones cotidianas'] donde abordaba temas como la importancia del trabajo, la relación entre la comida, malnutrición y discriminación femenina o la brutalidad de la mutilación genital. 

En 1986, solo tres años de ser diagnosticada de cáncer de mama, publicó 'Marilyn: Norma Jean', un ensayo sobre la actriz en el que recalcaba la fragilidad de su persona, su infancia torturada y su enorme carisma y complejidad, desmontando los mitos de la 'ambición rubia' de Hollywood. 

También fue muy criticada por su libro de 1992 'Revolution from Within: A Book of Self-Esteem' ['Revolución desde dentro: un libro de autoestima'], porque algunas feministas pensaban que el enfoque de la autoestima no encajaba en el movimiento. Pero esto le sorprendió, porque Steinem creía que tener una imagen confiada en uno mismo era crucial para generar el cambio. 

En los últimos años, ha seguido muy activa dando conferencias, asistiendo a manifestaciones, escribiendo su biografía ('Mi vida en la carretera', 2015), apoyando carreras políticas como la de Hillary Clinton, acudiendo a eventos e incluso participando en ficciones como 'El Club de las primeras esposas' (1996) o la serie 'The Good Wife' (2009). En la actualidad, sigue ejerciendo de periodista y, así, tiene pendiente de estrenar dos documentales y una serie en la que es productora ejecutiva: 'Project Soar', 'My name is Andrea' y 'Untitled Sojourner Truth Project'. 

A sus 85 años, Steinem no piensa echar el cierre y dejar de apoyar las causas feministas. Queda mucho por hacer. Por ejemplo, apoyar el estreno de 'The Glorias'. Con su característico humor asegura: “Cuando Julie Taymor me llamó para decirme que 'Mi vida en la carretera' debería ser una película, me sentí como si yo misma formara parte de una película. Imágenes de Frida pasaron por mi cabeza, con los colores de Kahlo brillando en la pantalla, y de 'Across the Universe', con las canciones de los Beatles convertidas en un movimiento de paz mundial". Porque así nos gustaría que fuera el feminismo: pacifista, lleno de sororidad, inspirador y con mucho, mucho color. 

Fuente: ELLE




RUPI KAUR


 RUPI KAUR

Feminismo, violación y pérdida: así es la poesía de Rupi Kaur 

“Otras maneras de usar la boca” es un libro que dice adiós al pudor y a los tabúes

GUILLERMINA TORRESI
BARCELONA

22/03/2017 11:38Actualizado a 22/03/2017 14:43

Rupi Kaur tiene 24 años, nació en Pujab (India) y ahora vive en Canadá. Su primer libro Otras maneras de usar la boca (EspasaEsPoesía, 2017) es un viaje que a ratos se detiene en la forma del amor adolescente para dar marcha atrás y profundizar con rigor en el miedo, en el dolor, en la pérdida y en el pudor.

En las palabras de esta autora no hay metáforas: es directa, dura, amarga y repleta de crudeza. Su nombre se hizo conocido gracias a un proyecto universitario censurado por Instagram (donde cuenta con más de un millón de seguidores): Period, una sesión fotográfica donde se reflejaba la rutina de la mujer en la menstruación de forma explícita, sin retoques ni filtros. Cuando explica su trabajo cuenta que la poesía la salvó, porque escribir la ayudó a sanarse. 

¿Cuándo empezaste a dibujar y a escribir?

He dibujado desde siempre y comencé a escribir en la secundaria, escribía poemas para mis amigos en sus cumpleaños. Pero no fue hasta que me apunté en un curso de escritura creativa en la universidad que me di cuenta de que realmente disfrutaba escribiendo y que era algo que valía la pena explorar.

¿Por qué la poesía?

La gente pasa por la vida suprimiendo sus emociones. Es muy importante separarse de los tabúes y hacer que la gente sienta, que todos sintamos de verdad. La poesía me produjo exactamente eso. El trabajo de Warsan Shire me curó de cosas que ni siquiera sabía que estaba sintiendo. Me dije que tenía que empezar a escribir y a sanarme. Por eso escribo poesía.

Entonces nada de novelas...

No.

El título original es ‘Milk & Honey’ (‘Leche y miel’ en inglés) ¿por qué lo elegiste?

Elegí el título por mi apego e historia con leche y miel. . .. Mis padres me daban una cuchara de miel como medicina y a veces la mezclaban con leche. Ambos son recuerdos esenciales de mi educación y, más aún, de mi comunidad, de la gente como yo.

*El título en la edición castellana es Otras maneras de usar la boca, la editora apunta que hace referencia a uno de los versos en el que se simbolizan todos los temas que trata: el amor, la sexualidad y, sobre todo, la autoestima, el hecho de alzar la voz.

¿Cuál es tu mensaje con este libro?

Escribí este libro porque necesitaba curarme. La escritura es la herramienta que uso para ello. Otras maneras de usar la boca es el viaje de sobrevivir a través de la poesía y no hay ningún mensaje a nadie más que a mí misma. Me convertí en la mujer que quería ser escuchando mi corazón llorando y escribiendo sobre ello. Me salvé. Necesitaba darme voz.

¿Escribes sobre tus propias experiencias?

Sí. Escribo sobre ciertas luchas y batallas y a veces eso me ha llevado a lugares oscuros pero me ayuda a entender, a aceptar, a sanar, que es siempre el objetivo. Es importante reconocer lo que esas oscuras emociones le provocan a uno mismo. Creo que es muy importante entender realmente que aunque ciertos recuerdos o historias te hacen sentir triste, no estás triste. Debes salir de esa emoción.

¿Quiénes son tus principales influencias?

El trabajo de Warsan Shire no sólo me inspiró, sino que me ayudó a pasar por momentos difíciles. También leí un montón de Khalil Gibran, Amrita Pritam, Saul Williams y Junot Díaz. Díaz es brillante y sus piezas inspiran mucho de mi poesía porque documenta la experiencia inmigrante de una manera muy cruda y real. Virginia Woolf y Anne Sexton me inspiran también. Pero Warsan es probablemente mi mayor influencia.

¿Qué piensas acerca de la buena acogida que ha tenido el libro?

No he sido capaz de asimilar la idea de pensar que más de 10.000 personas entran en una tienda en una misma semana y compran ese libro. Siento como si estuviera en un tren en el que esperaba bajarme hace cinco paradas o 10, pero el tren continúa, y sigue avanzando más rápido, y pienso ¡pues vale! le di vida a este libro en 2014, y ahora, desde que el editor lo recogió y lo volvió a lanzar en 2015, ha tomado una vida propia, su propio camino.

¿Estás trabajando en algo nuevo?

Sí. Estoy terminando mi segundo libro de poemas.

Fuente: La vanguardia 






EMMY NOETHER




EMMY NOETHER

La matemática que derrotó al machismo 

Amelie Emmy Noether nació el 23 de marzo de 1882 en la localidad de Erlangen, en el estado alemán de Baviera. En su familia había 10 matemáticos en tres generaciones y podría decirse que tenía una vocación innata para las matemáticas, seguramente heredada por su padre el distinguido matemático Max Noether profesor de la Universidad de Erlangen. 

Emmy fue alumna en la escuela Höhere Töchter Schule en Erlangen a partir de 1889 hasta 1897. Allí estudió alemán, inglés, francés, aritmética y recibió lecciones de piano. Amaba el baile y le gustaba participar de las fiestas que organizaban los hijos de los colegas de la universidad de su padre. En esa etapa de su vida, sus aspiraciones se centraban en ser profesora de idiomas, sin embargo, después de certificarse en esta área Emmy Noether  asistió a las clases impartidas por su padre, aunque tuvo que hacerlo como oyente dada la imposibilidad de matricularse en la universidad por su condición de mujer. 

Entonces, en Alemania, las mujeres solamente eran aceptadas extraoficialmente en las universidades y debían solicitar permiso a cada profesor de cátedra para asistir a sus clases. En ese régimen de estudio estuvo en Erlangen desde 1900 a 1902. En 1903, después de rendir un examen de admisión en Nürnberg, va a la Universidad de Göttingen también en calidad de alumna oyente. En los años que estuvo en ese establecimiento universitario asiste a conferencias dadas por Blumenthal, Hilbert, Klein y Minkowski.

El curso siguiente empezó a permitirse en el estado de Baviera la matriculación y el derecho a examen de las mujeres en cualquiera de sus tres universidades, así que el 24 de octubre de 1904 Emmy Noether se convertía en la primera y única mujer matriculada en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Erlangen. Tres años después, el 13 de diciembre de 1907, defendió su tesis, Sobre la construcción de los sistemas formales de las formas bicuadráticas ternarias, bajo la supervisión de Paul Gordan. Fue la segunda matemática alemana que se doctoró en su pais, aunque a ella nunca le gustó este trabajo. 

Aún así, Noether lo tuvo muy difícil para ostentar un cargo académico. En Alemania las reticencias hacia la mujer en la Educación eran mayores que en otros paises de su entorno. Hay que decir que las mujeres habían conseguido acceder a la Universidad en Francia en 1861, en Inglaterra en 1878 y en Italia en 1885. La primera mujer que consiguió una plaza universitaria docente en Europa fue la matemática rusa Sofia Kovalevski en 1881, en la Universidad de Estocolmo. En Alemania, el kaiser era un ferviente partidario de que las mujeres no salieran de las tres kas: Kirche, Kinder, Köche (iglesia, niños y cocina). 

Así, durante los siguientes años, Noether estuvo impartiendo clases en la Universidad de Erlangen sin cobrar. Cuando Gordan se jubila, es sustituido en la Universidad por un joven Ernst Fischer, que había estudiado en Gotinga con Minkowski y estimula el trabajo de Emmy, acercándola a la escuela encabezada por Hilbert. Las bajas que en Gotinga produjo la Gran Guerra hicieron que Hilbert y Klein volvieran a llamar a Emmy en la primavera de 1915.

Aunque tanto Klein como Hilbert intentaron decididamente que la Universidad aceptara a las mujeres como profesoras, la sección de humanidades del claustro se opuso tajantemente. Entre ellos, el filósofo Edmund Husserl o el historiador Karl Brandi, que llegó a afirmar:”Hasta ahora la aportación científica de las mujeres no justifica en absoluto la introducción de un cambio tan drástico en el carácter de las universidades“. No obstante, en el pecado llevaban la penitencia, ya que cada vez se tenían que cruzar con más mujeres en los pasillos de la Facultad. Klein introducía en las clases cada vez más oyentes femeninas y había doctorado a cuatro rusas, dos norteamericanas y una inglesa. 

Hilbert y Klein fueron apoyados en sus pretensiones feministas por Edmund Landau, Carl Runge y Constantin Carathéodory, pero para ponernos en contexto no nos puede dejar de sorprender el tono empleado por Landau en su carta de recomendación: “Con qué sencillez se presentaría la cuestión ante nosotros si, con el mismo trabajo, la misma habilidad docente y la misma dedicación, se tratara de un hombre (…) Considero el cerebro femenino inapropiado para la creación matemática, sin embargo, considero a la señorita Noether como una de las raras excepciones“. Más adelante llegó a afirmar: “Puedo dar testimonio de que es un gran matemático, pero de si es una mujer… bien, esto ya no podría jurarlo“. Y a Hermann Weyl se le atribuye esta declaración:”Sólo ha habido dos mujeres en la historia de las matemáticas, y una de ellas no era matemática, mientras que la otra no era una mujer” (la primera mujer era Sofia Kowalevski, quien sufrió una fuerte desacreditación de su obra por parte de sus compañeros masculinos). 

De este modo Noether siguió en la Universidad solamente por las tretas que concibieron sus colegas para que pudiera dar clases. Así, en el curso 1916/1917 figuraba el siguiente anuncio:”Seminario de física matemática. Teoría de invariantes: Profesor Hilbert, con la asistencia de la doctora E. Noether“. En realidad, Emmy era la única ponente.

Al acabar la guerra los nuevos aires políticos permitieron por fin a Noether poderse habilitar como privatdozent el 4 de junio de 1919. Sin embargo, todavía no cobraba un sueldo. Permitía dar clases en la Universidad y cobrar un pequeño estipendio a los alumnos que quisieran asistir a ellas. Noether accedió a este título a los 37 años, cuando para sus colegas este era el primer escalón de juventud (por ejemplo, Hilbert y Landau fueron privatdozent a los 24). 

La crisis económica alemana hace la situación económica de Noether insostenible, y Richard Courant le consigue un contrato por unas clases de álgebra a los 41 años. No obstante, en todos estos años de circunstancias excepcionales para Noether, llegó a desarrollar una cálida y entrañable relación con sus estudiantes, con los que se la veía muy a menudo, y no sólo en las horas lectivas. Sus dotes pedagógicas y su generosidad para desarrollar distintas líneas de investigación fueron ensalzados por todos. Emmy abrió un taller en Gotinga en el que imprimió su sello hasta el punto de que a sus alumnos se les conoció como “chicos Noether“, y compartían incluso la vestimenta desaliñada de su mentora. 

Con la subida de los nazis al poder, Noether estaba amenazada por partida doble, tanto por su ascendencia judía como por sus simpatías marxistas. Muchos profesores, entre los que figuraban Noether, Max Born y Richard Courant, fueron suspendidos cautelarmente. Solo en 1933, alrededor de 1200 académicos judíos perdieron sus puestos universitarios en mitad de una crisis universal. Sin embargo, ella siguió dando clandestinamente matemáticas “judías” a estudiantes arios. 

Hay que decir que la acogida norteamericana al éxodo judío no era tan fácil como a menudo se cree. Desde la Gran Depresión, entre 1933 y 1936 dos mil profesores habían perdido su empleo debido a la crisis, y las discriminaciones antisemitas también existían en Norteamérica. Harvard, Columbia o Yale tenían cuotas de judíos. No obstante, Noether tuvo la oportunidad de emigrar al colegio universitario Bryn Mawr, en Pensilvania, a finales de octubre de 1933. 

Un año después, gracias a la mediación de Weyl y Einstein, Noether firmó un contrato para dar ocho horas de clase semanales en Princeton. En abril de 1935 Noether fue ingresada en el hospital de Bryn Mawr para extirparse un tumor uterino. Aunque la operación, el 10 de abril, fue un éxito, el 14 de abril falleció en el hospital de una embolia. En el año 2003 la Universidad de Gotinga creó una plaza de profesor- esta vez remunerada- con el nombre de Emmy Noether. 

Las contribuciones de Noether a la matemática son incontables, especialmente en la disciplina del álgebra, como en la teoría de los invariantes, en la que trabajó con su mentor Gordan. Dentro del álgebra abstracta también realizó importantes contribuciones, y una clase de conjuntos hoy en día son conocidos como anillos noetherianos. También se le atribuyen ideas fundamentales en el desarrollo de la topología algebraica.

Pero por lo que los físicos conocen más el trabajo de Noether fue por el teorema quizás más bello que se ha creado dentro de la física matemática, el llamado teorema de Noether, que relaciona las simetrías continuas de una teoría con sus cantidades conservadas.

Con información delBoletín de la Universidad de Granada, Física Fundamental y Perimeter Institute for Theoretical Physics  

Fuente: TERCERAVIA





 

CLARA ZETKIN

  CLARA ZETKIN Pionera del movimiento de mujeres socialistas.  La periodista, oradora, maestra, revolucionaria y fundadora de la Segunda...