REMEDIOS VARO


 

REMEDIOS VARO libertad y surrealismo 

Remedios Varo se impregnaría durante su estancia en París del movimiento surrealista. La vanguardia alumbrada por André Bretón, -maestro y amigo de la pintora- germinaría en México, gracias a la sensibilidad y genialidad de la artista. 

Su tardía pero intensa actividad, durante el exilio en el país hispanoamericano, permitió que este periodo pictórico -vanguardia francesa de 1915, y cuya perspectiva trataba de alcanzar dimensiones psicológicas freudianas- comenzara a destacar entre las grandes obras plásticas de la época; y como resultado, Remedios Varo alcanzaría el prestigio internacional. La visión surrealista de esta autora haría nidos en las mentes de las figuras intelectuales de la década de los 50. 

Nacida en la provincia de Gerona y en el seno de una familia liberal, pudo cultivar sus inquietudes culturales, las cuales plasmaba en sus ilustraciones desde edad temprana.

Remedios estaría en contacto con diversas culturas gracias a la movilidad, que desde pequeña la llevaría a explorar nuevos mundos; desde su Gerona natal, Tánger (Marruecos), Madrid, París y Barcelona. 

Remedios se entregó al arte gracias al apoyo familiar. Una vez que se graduó de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, se interesaría por la corriente surrealista que seducía a París. Tras una breve temporada en la metrópoli francesa, se asentó en Barcelona con su primer marido Gerardo Lizárraga; en donde se involucraría en el colectivo «Logicofobistas», «Este movimiento tenía por objetivo aunar el arte y la metafísica de un modo que desafiara a la lógica y a la razón», afirma la autora. 

Sin embargo, su pensamiento y actividades propias de la vanguardia la obligarían abandonar el continente, por el mismo desentendimiento entre los nacionalismos europeos.

«Cuando los nazis ocuparon Francia, Remedios fue detenida en su calidad de odiada surrealista, y cuando la liberaron decidió huir a la ciudad de México», a pesar de padecer problemas cardiovasculares, Remedios no escatimó en llevar una vida llena de emociones. Su naturaleza afortunadamente enamoradiza, sin afectarle «el que dirán» por su odisea sentimental, la llevaría a militar en cuerpo y alma con Benjamin Péret; a quien confiaría su destino en el exilio en México. 

«Conoció al poeta surrealista francés Benjamin Péret, con quien inició una relación amorosa. Ambos volvieron a París, donde se integraron en el movimiento surrealista junto con Leonora Carrington y André Breton, con quien Varo colaboró», Remedios Varo fue una mujer polífacética tanto en su vida creativa como profesional. A lo largo de su vida adulta, tanto en París como durante su exilio en México, se dedicaría principalmente a la ilustración publicitaria; aunque también encontraría una corta pero sólida experiencia en la ciencia, en el campo de la malariología. 

Los pasillos silenciosos de la injusticia. Lo que realmente la motivaba era aquella otra vida paralela, en la que armada de valor; plasmaba su propia introspección. Una obra pictórica, que aunque íntima -sin fines comerciales- denunciaba el submundo en el que obligaban a vagar a las mujeres; en los pasillos silenciosos de la injusticia social -o de género-. Sin embargo Remedios Varo dejaría involuntariamente un legado feminista -que aún sin bucles de violencia-, que permearía en la conciencia de la época y que junto a otros grandes intelectuales y artistas como: Octavio Paz, Leonora Carrington, Frida Khalo, Diego Rivera sumarían al gran contexto cultural de la década de los 50. De esta manera su inimitable personalidad y temática alumbrarían al surrealismo plástico en México.

«La artista sentía que -quizá debido a su sexo- no se le concedía el mismo estatus que a algunos de sus compañeros, sentimiento que reflejaría en su obra», añadió la autora de «Vidas extraordinarias». 

No obstante no sería al lado de Péret cuando su obra empezó a consolidarse. Tras separarse de su segunda pareja, encontraría el amor y mecenazgo en Walter Gruen; quien sería el gran soporte que permitiría a Remedios entregarse sin reservas a la pintura.

«Sus cuadros poblados de personajes andróginos que unas veces desempeñan actividades científicas, otras que se sitúan en entornos místicos y otras representan la supresión de las mujeres en el arte, empezaron a exponerse y venderse. Por desgracia la carrera de Varo se vio truncada al morir de un ataque al corazón, a la edad de 55 años. 

Fuente: ABC Historia






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