ROZALÉN


 

ROZALÉN

"Soy feminista, pero muchas veces he comido mierda por un tío" 

La historia de María de los Ángeles es la historia de España: familiares en fosas, abuelas que acogen a vascos rebeldes en años de dictadura, padres curas que se salen de la Iglesia por amor, juicios rápidos en los pueblos pequeños, fantasmas que se te quedan mirando cuando escribes. Una familia honrada y valiente a la que ella ha salido clavaíta.

La cantautora ahonda en sus raíces cargada de dignidad y documentación y el resultado es este disco con nombre de refrán, folclórico hasta la víscera, espinoso y henchido de conciencia. Ahora que la comodidad es, más que nunca, un colchón blando de extremocentrismo, Rozalén se la juega y canjea la rabia en arte.  

La puerta violeta es puro feminismo. ¿Por qué cree que a día de hoy hay tantos artistas a los que les cuesta reconocerse como feministas?

A mí también me pasaba. Y eso que en Psicología me especialicé en Psicología del género. Pero creo que siempre ha habido un conflicto de términos y ahora es momento de cambiar las cosas. Por eso lo de “entrar en la puerta violeta”, entrar en esa dimensión. Me he dado cuenta de que me tengo que posicionar. Cuando me pregunten “¿eres feminista?”, tengo que decir: “Claro, ¿¡tú no!?”. Porque es igualdad y porque hay muchísimas cosas que hay que seguir mejorando en todo el mundo y en este país también, se nos siguen exigiendo muchas cosas a las mujeres que a los hombres no, y siguen asesinando a mujeres. Es un problema gordo. 

No podemos mirar hacia otro lado. La canción habla, en realidad, de una regresión consciente que me hicieron a mí, todo muy místico (ríe). Son imágenes a las que mi cabeza me fue llevando para que entendiese ciertas cosas. Pero de verdad que la puerta que yo pinté era de color violeta; el prado verde eran Los Pirineos, que solamente estuve una vez, pero se ve que se me quedó muy clavado… y cuando me puse a escribir la canción, pensé que debía compartir esas imágenes porque es una canción que cada uno puede llevarse a donde quiere, es muy sutil lo del feminismo, pero quien lo quiera ver, lo ve claro.

¿Ha experimentado algún tipo de prejuicio por ser mujer; o algún obstáculo al que crea que sus compañeros de profesión no han tenido que enfrentarse? 

He sentido las dos cosas, porque en mi ambiente son casi todos hombres y también he sentido que resaltaba por eso. No puedo hablar mal de mis compañeros, siempre me he sentido muy respetada por ellos, pero a la vez, con el público… a mí al principio cuando empecé en la música, me hacían comentarios del tipo: “¿Perdona? Eres una tía normal y corriente. No eres ningún pibonazo”. Pero, ¿y esa desfachatez? Sí, y con mucha más mala leche. ¿Por qué me juzgan a mí por esto…? Hasta en los photocall. Al principio lo pasaba fatal, porque sabía que iba a haber medios que iban a hablar de cómo iba vestida. Ahora ya me lo tomo de otra manera, me divierto, me mola la moda, me gusta verme bien, hago deporte porque me sienta bien… y si me pinto la raya del ojo es porque yo quiero. Pero sí, sí, te das cuenta de que hay mucho machismo en ese sentido. 

¿Cuál es su opinión sobre el contenido machista de las canciones? Siempre se ha criticado el reguetón, pero últimamente se están cuestionando hasta temas de Sabina. Fue el caso de Contigo, de la que decían que reproducía roles de género. Eso de “tú estás en la casa y yo espérate, que ya veremos”. 

Claro… yo cuando vi eso de Sabina, dije “a ver...”. Porque yo soy feminista pero muchas veces he comido mierda por un tío, y lo cuento en las canciones: que he besado el suelo y me he arrodillado ante un tío, ¿sabes?, y eso no significa que yo deje de ser feminista. Sólo que mira, caí en esto. Y lo comparto. Este tema lo he hablado con un montón de amigos autores. Que si a Sabina le quitas esto… le quitas el ser callejero, el hablar de bares, de alcohol, de la mujer de esa manera… yo he estado con Sabina y es un tío que echa piropos, pero a mí no me resulta nada machista. Me resultan más machistas otras miradas, de éstas de arriba a abajo… que no son tan elegantes como él. Yo lo defiendo. Y defiendo la libertad de expresión y la poesía. A mí me pasa. Llega un momento en el que le das mil vueltas a las canciones para no molestar a nadie. 

Y si nos ponemos ejemplarizantes todo el rato, coartamos libertad artística.Exactamente. Pero es que luego ya está el otro extremo. A mí hay letras de reguetones de ciertos latinos que sí que es una falta de respeto máximo.¿Cuál recuerdas, flagrante?Bueno, cuando te están diciendo “perréame”… Joder. Que si “estoy con todas vosotras...”.

Cuatro babys.Será, es que tampoco lo he escuchado mucho. Porque no me interesa. El límite no sé dónde ponerlo, sinceramente. Yo entiendo que alguna mujer me diga “es que esto que dice Sabina me molesta”, pero a mí no me molesta eso, lo otro sí. Porque creo que es un tono muy diferente, y que en el reguetón no hay poesía. Hablemos de la canción Justo. Cuenta una historia ambientada en la Guerra Civil y en la leva del biberón. 

Mira, yo he vuelto a creer en los fantasmas, después de lo que me ha pasado con él. Es mi tío abuelo, yo he crecido con esta historia en mi casa. Mi abuela me relacionaba mucho con él, porque él cantaba. Ella tenía diez años cuando a él se lo llevaron a la guerra, y fue el único que no regresó al pueblo. Este dolor siempre ha estado en mi familia, mi abuela se acuerda perfectamente de todo: cuando le dieron una carta de vuelta, que eso ya significaba que algo le había pasado; ese mismo día llegó una carta del compañero diciéndole a su madre “mamá, a Justo lo han matado”, y bueno, la gente recuerda a mi bisabuela bajando por la cuesta gritando “canallas, me lo habéis matado”… fue un grito que perduró mucho tiempo. 

Entonces yo me obsesioné con él hace dos años y empecé a indagar mucho sobre él, a preguntarle mucho a mi abuela… tengo entrevistas en mi teléfono de horas, porque se acuerda de todo ella, es tan bestia (sonríe). Y me pasaban cosas muy raras. Yo escribía la canción y me entraban unos escalofríos muy raros. Yo no paraba de decirle a mis amigos “macho, llevo un fantasma en la nuca”. Y después de eso mi compañero, Dani, me presenta a Emilio Silva, que es el presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, y me dijo Emilio “pues dame los datos de tu tío abuelo por si alguna vez tenemos a alguien que quiera investigar sobre esto”. 

Y el 1 de noviembre, el día de los muertos, recibo un Whatsapp de Emilio y me dice “María, no te lo vas a creer, pero Justo está registrado en una fosa común en Arganda del Rey con otros doscientos y pico soldados de la Batalla del Jarama”. Imagínate el momento de llamar a mi abuela. Yo que en Psicología había estudiado las fases del duelo y qué ocurre ante un desaparecido, que no se cura nunca, pues claro, cómo no voy a contar eso. Yo no sabía qué hacer con la canción y esto me dio el final perfecto. Yo soy un canal y Justo ha querido contar eso. Muchas frases de la canción son frases de mi abuela. Mi abuela dijo “antes de morir le tengo que llevar una flor”…

¿Y por qué cree que al PP no le interesa hablar de Memoria Histórica ni resarcir a las víctimas?

No lo sé, porque no es inteligente, ni terapéutico, ni nada, porque mira lo que está pasando: la gente se está volviendo a radicalizar. Y eso es porque no se habla de dónde venimos, y porque ha pasado hace muy poco tiempo. Entonces… quizá no lo sepan. Quizá el PP no sepa que cuando no hablas de Memoria Histórica, estás haciendo que se pudra y que huela mal, y que no se cure, pero si se habla… mira, yo ahora hablo con los nietos de abuelos que fueron contrarios en la guerra, que mataron a los míos, y nos queremos. Y sabemos que nuestros abuelos se mataron unos a otros, y nos abrazamos. 

Por eso hay que hablar. Estas canciones las he hecho más pensando en el que no opina como yo. Porque yo creo que alguien que diga todo eso… y escucha esta canción… no me puede decir nada. Está contada desde la historia personal. ¿Qué me va a rebatir? Y si no se alegra de que se encuentre a un desaparecido, tiene un problema.

¿Franco está muerto o aún pulula por aquí…? Franco está… están en altos cargos los mismos que estaban. No ha muerto. En absoluto. ¿Has visto El Rey, la obra de Alberto San Juan? No, cuénteme. Entiendes tantas cosas… fui a verla y salí loca. Había cosas que sabía y la gran mayoría que no. Aquí está todo tapado. Viva Alberto y el Teatro del Barrio, y Willy Toledo, cuando no se pone cafre (ríe). He leído que una de las canciones, Amor prohibido, se la dedica al romance de sus padres, porque su padre fue cura durante diez años.  

Diez años… yo vengo de una familia católica practicante, y lo siguen siendo: son súper creyentes. Y yo, de la Iglesia que conozco, no puedo hablar mal, aunque esté de moda hablar mal de la Iglesia. Yo canto porque empecé tocando en un coro de Iglesia, con un cura de barrio súper progre. Ya te digo, y he hecho Cooperación… e increíble, eso sí, cuando fui a El Vaticano no entendí nada. Y por desgracia, yo ya no creo, aunque haya vuelto a creer en fantasmas. Mi padre era sacerdote de vocación, aunque antes había muchos que se metían para estudiar, pero él no, él estaba convencidísimo. Y cuando llegó a Letur, el pueblo donde todo sucedió, el primer ser vivo que vio fue a mi madre. Mi madre llevaba una lata de dulces al horno… es la mayor de seis hermanos. Son familias muy humildes, las dos. Años después sería la madre de sus hijos. 

Mi padre fue de los primeros sacerdotes que se salió, y claro, para ellos fue muy duro por las críticas. A mi madre le dijeron absolutamente de todo, a mi padre imagínate… Esto, ¿qué año era? Pues mi padre dio la misa el día que murió Franco… setenta y largos. Ellos se casaron por lo civil en el ochenta, celebrándolo en una iglesia. Y ya años después, que ya mi hermano y yo estábamos bastante crecidicos, les llegó la orden del Papa para poder casarse por la Iglesia. Eso fue un paso que dio la Iglesia mucho más tarde. Mis padres no me hablan casi nada de esto porque se avergüenzan.

Es una historia bellísima y valiente. Es bellísima, pero a mi madre le llegaron a tirar piedras en el pueblo. No me lo puedo creer… Sí. En unas fiestas. Le dijeron de todo. ¡Por haberse enamorado! Es un tema delicado, pero mis padres ahora son muy queridos, en el pueblo y en Albacete. El amor manda. Él sentía que estaba siendo infiel a Dios, pero se había enamorado, porque el ser humano se enamora, y tiene sexo, y esas cosas… que son tan sanas. 

¿Es necesario el voto de castidad para concentrarse en hacer el bien y ayudar a los demás? Es decir, ¿tiene sentido el celibato en 2017? Pues no. Claro que el celibato no tiene sentido en 2017. Y en la gran mayoría de las religiones, los sacerdotes se casan y no pasa nada. Los amigos que tengo dentro de la Iglesia y defienden esto, sí que dicen que de esta manera se está más entregado a la causa y tal, pero no me parece sano a nivel humano, porque cuando te reprimen, después suceden cosas.

El hijo de la abuela. Entiendo que el protagonista nació en Euskadi, en un momento en el que, según canta, todo “era complicado si tenías ideales y hacías mucho ruido”. Su único crimen, dice, “es el pensamiento libre”.

Éste es el tema más delicado. A ver. Primer asesinato de ETA: Melitón Manzanas. Esto fue en el 68. En El País Vasco, toda la gente que estaba fichada por cualquier cosa (por haber repartido propaganda, por poner en una pared ‘independencia’, por juntarse con gente en Asamblea… ese tipo de crímenes)… con esa excusa, cuando sucede este asesinato, cogen a cientos de vascos y los encarcelan, los torturan y los destierran. Y de esto no habla casi ningún libro de Historia de España ni nadie conoce nada. Yo lo conozco porque uno de éstos, Miguel, llegó a casa de mi abuela. 

A la gente que podía “molestar” la desterraron a tomar por culo: de Donosti a Letur, imagínate, en el 68. Nadie sabía lo que era ETA. Estaba naciendo. Miguel llega detenido a Letur. Lo pasean por el pueblo a ver quién lo acoge. ¡Pues nadie lo acogía! Mi abuela sí que hospedaba a gente en casa, y a ella le dijeron: “Ángeles, tiene que quedarse con él...”. Antes no se daban explicaciones de nada de nada, y la gente tampoco tenía la ocasión de justificarse. Mi abuela siempre dice que lo presentaron como un etarra. Miguel tenía 20 años. Ella lo miró y le preguntó: “¿Tú tienes madre?”. “Claro, señora”. Y dice ella que le dio un puñetazo en el pecho, una intuición, un algo, y pensó “ay, Dios mío, si esto le pasa a algún hijo mío”. Mi abuela es una punki (risas). Ella sintió que era un hombre bueno, y le dijo “pasa para acá”. 

Todos los días tenía que fichar en el cuartelillo, y a mi abuela la criticaban un montón, le mandaban anónimos por debajo de la puerta… cuando en los periódicos empezaban a poner “nacimiento de una banda terrorista”… pero bueno, se demostró que él no había hecho nada malo, aunque ya lo habían torturado y todo. En la dictadura se pasaron con todo el mundo, pero con los vascos se lucieron. Luego a Miguel lo enviaron a la mili, y se salvó. Al cambiar la dirección, mi abuela y él perdieron el contacto durante casi cuarenta años… y hace dos años, a través de una amiga mía de Donosti, encontramos a Miguel. Le contamos la historia, se quedó flipando, hizo cuatro llamadas y dio con él. Y a mí en la anterior firma de discos, se me presenta un señor con toda su familia, con lágrimas en los ojos, vasco, vasco, vasco… y me dijo “María, que soy Miguel, el hijo de tu abuela”.

Ahí está el título de la canción. 

Efectivamente. Y ya Miguel me contó todo: la represión brutal que sufrió él y tanta gente que no lo merecía. Él tiene una hija de cuarenta y pico años que no sabía nada de esto. Y esta semana santa vinieron a Letur, nos hemos vuelto a reencontrar. Él aún tiene miedo, le cuesta contar algunas cosas. Es un tema muy delicado, es el principio de ETA y me quedo con la historia que puede estar relacionada con los refugiados de ahora. Mi abuela me ha enseñado: “acoge sin prejuicios”, porque ella se llevó una historia de amor brutal. Un hijo más. 

Usted es una persona muy libre. He leído entrevistas en las que decía que está orgullosa de ser española pero también se siente ciudadana del mundo. ¿Cree que Cataluña tiene derecho a la independencia o al referéndum?

Es que Cataluña es casa para mí también. Toda mi familia emigró de Letur a Terrassa. Tengo a media familia allí, en Cataluña. Yo creo que tienen derecho a la independencia, tienen derecho a opinar, pero que se debería hacer de otra manera.

¿Se refiere a que están fallando las formas?

Sí, están fallando las formas, pero de unos y de otros, porque si hay más apertura al diálogo se pueden llegar a acuerdos. De esta manera… uno lo hace de forma ilegal, otros ensalzan una Constitución que, oye, ¡la hicieron hombres!, no la hizo ningún Dios. No entiendo por qué no se puede tocar. Pues claro, ahora pasa esto: se está radicalizando la gente. Yo me siento española, me siento catalana, me siento serrana, manchega… y creo que la gente se debería relajar más con todo y sentarse a hablar, y ver qué se puede solucionar, pero sin una verdad como bandera. A mí si se quieren independizar… me daría pena, pero tienen que elegirlo ellos. ¿No cree que esa decisión tengamos que votarla todos los españoles?

No sé, es complicado. Es que si votamos todos, no se van (risas). 

Fuente: El español




ROSARIO CASTELLANOS


 

ROSARIO CASTELLANOS o el feminismo a la mexicana 

Castellanos es considerada una figura importante del feminismo latinoamericano, problemática que abordó de manera pionera en México. 

Aproximadamente tres años antes de que tras una ardua y larga lucha feminista se reconociera en 1953 en México el derecho de la mujer al voto, una joven y desafiante Rosario Castellanos obtenía su título de maestría con un trabajo intitulado Sobre cultura femenina (1950), un texto que tiene como detonante la cuestión ¿Existe una cultura femenina? La interrogante busca reflexionar sobre qué lugar ocupan las aportaciones de la mujer en la cultura, así como pensar por qué las mujeres históricamente han tenido un lugar marginal en el ámbito cultural. 

En este texto, que muestra a una Rosario Castellanos inquieta por combatir las conjeturas sobre la supuesta inferioridad de la mujer, debate ideas como la “miopía intelectual” de las mujeres y su destino al haber “sido creadas únicamente para la propagación de la especie”, argumentos ofrecidos por el filósofo Arthur Schopenhauer y que son analizados por Castellanos.

Asimismo, Castellanos muestra cómo para el filósofo Georg Simmel “la gran hazaña cultural de la mujer es el hogar”, pues la coloca como un eslabón en la transmisión de la cultura. Para Simmel el hombre es un ser activo y expansivo; mientras que la mujer se halla “por naturaleza” concentrada en sí misma y en su propia intimidad. 

“Muchos autores han querido hacer de la mujer una especie de poder tras el trono o de diablo tras la cruz, y de la cultura una especie de enfermedad que, como la hemofilia, las mujeres no padecen, pero trasmiten”, señala Castellanos sobre estos argumentos, los cuales, según la propia literata, indican que las mujeres cultas o creadoras de cultura no son más que un espejismo, una alucinación o una pesadilla morbosa. 

En su texto contextualiza lo que representa el mundo de la cultura para una mujer y sus intentos de ingresar en él, y dice: “Si planeo un trabajo que para mí es el colmo de la ambición y lo someto a juicio de un hombre, éste lo califica como una actividad sin importancia. Desde su punto de vista yo (y conmigo todas las mujeres) soy inferior”. 

Además agrega: “El tema a discutir es que mi inferioridad me cierra una puerta y otra y otra que ellos holgadamente atraviesan para desembocar en un mundo luminoso, sereno, altísimo, que yo ni siquiera sospecho y del cual lo único que sé es que es indudablemente mejor que el que yo habito, tenebroso, con su atmosfera casi irrespirable por su densidad, con su suelo en el que se avanza reptando en contacto y al alcance de las más groseras y repugnantes realidades”.

Ante este aparente sistema cerrado, en el que las mujeres están imposibilitadas de ser partícipes del proceso cultural, Castellanos se interesa en la figura de la mujer contrabandista, de aquella que logró burlar los muros masculinos erigidos en torno a la cultura, mujeres como Virginia Woolf, Safo, Santa Teresa y Gabriela Mistral, mujeres que “violaron la ley” y que para Castellanos son el punto de discusión: ¿Cómo lo lograron? y ¿Cuáles fueron los motivos que impulsaron su creación cultural? 

Cabe destacar que Sobre cultura femenina es, a decir de la historiadora Gabriela Cano, un “ensayo de juventud” en el que se vierten ideas y cuestionamientos sobre los que la autora regresará de manera reiterativa a lo largo de su obra. Asimismo, para Cano esta obra representa una “etapa temprana de la formación intelectual” de Rosario Castellanos, quien pasaría a ser considerada una de las intelectuales más importantes del siglo XX en México; es decir, en palabras de la propia Castellanos, una contrabandista que logró introducir su contrabando en “fronteras tan celosamente vigiladas”. 

Rosario Castellanos es considerada una figura importante del feminismo latinoamericano, problemática que abordó de manera pionera en México tanto en sus textos ensayísticos como en su obra literaria. Castellanos publicó en 1963 un artículo en el diario Excélsior que llamaría “Feminismo a la mexicana”, texto que según la investigadora Elena Urrutia aparecería previamente a la nueva ola feminista en el país y en el que la autora utilizó sin ninguna reversa la palabra feminismo. En su artículo discute la posición inferior que ocupa la mujer en la sociedad mexicana, las diferencias establecidas entre hombres y mujeres y cuestiona el poco desarrollo del feminismo en nuestro país. 

Las obras de Castellanos en las que se aborda el tema de la mujer mexicana y su posición como oprimida y abnegada son Mujer que sabe latín (1973) y El uso de la palabra (1974). Pero la mujer mexicana no fue el único tema que Castellanos abordó en su obra, también destaca en ella la problemática de los pueblos indígenas y la opresión que padecen. En este rubro Castellanos tuvo una serie de novelas que abordaron la cuestión indígena, entre ellas Balún Canán (1957), Oficio de tinieblas (1962) y Los cuentos de Ciudad Real (1960). 

Esta conciencia social se vio manifiesta en Rosario Castellanos desde muy temprana edad, pues ya en 1947, cuando tenía 22 años, comenzó a publicar ensayos sobre diversos temas. Su producción en letras comenzó mientras estudiaba para convertirse en maestra en filosofía en la UNAM, donde ingresó después de mudarse a la Ciudad de México proveniente de Chiapas, donde vivió su infancia y parte de su juventud. 

A lo largo de su vida colaboró en diferentes periódicos, revistas y suplementos culturales escribiendo cuentos, ensayos, poesía y crítica literaria. Algunas de sus obras más destacadas, además de las ya mencionadas, son Apuntes para una declaración de fe (1948), De la vigilia estéril (1950), Lívida luz (1960), Poesía no eres tú (1972); entre otros.

La escritura representó para Rosario Castellanos un medio para reflexionar sobre las profundas desigualdades que viven algunas poblaciones específicas en nuestro país y a través del cual apelaba por una sociedad justa, libre de prejuicios y dogmas rumbo a una transformación social y cultural; pero al mismo tiempo, su arte fue una forma de plasmar sus pensamientos y sentimiento más personales en torno a las cuestiones de ser mujer, ser mexicana y la soledad.

“Me siento comprometida con una realidad con la cual no estoy conforme y con la cual quiero colaborar para que de alguna manera cambie”, señalaba Castellanos. 

Fuente: Gobiernode México




Émilie de Châtelet


 

Émilie de Châtelet, la científica cortesana 

Apenas vivió 43 años, pero fueron, sin duda, años vividos con mucha intensidad. Gabrielle Émilie Le Tonnelier de Breteuil, marquesa de Châtelet (11706-1749) fue la matemática más importante del siglo XVIII francés. Pero, además, representa a la mujer independiente, sin prejuicios y con carácter, prototipo universal a lo largo de la historia. Algunas alcanzan fama y distinción y otras permanecen en el anonimato, pero ninguna de ellas pasa desapercibida. 

Y lo más curioso es que lo más habitual es que el principal apoyo de estas mujeres, su principal resorte y potenciador de su talento, sean hombres. No cualquier hombre, sino hombres inteligentes, que se enamoran de su talento y hacen lo posible para que lo desarrolle. 

En el caso de Émilie, hay que destacar a su padre, oficial de la corte de LuisXIV, quien la educó exactamente igual que a sus cuatro hermanos varones, con una excepción, enseñó a la pequeña matemáticas y metafísica y a ellos no, porque Émilie estaba especialmente bien dotada para estas disciplinas. Trató de desarrollar todos los talentos de su hija, incluidos los físicos, de manera que la niña practicaba deportes para canalizar su enorme energía y vitalidad. 

Entre sus maestros, fue amante de Maupertuis y Clairaut, el primero de los cuales ejerció una enorme influencia sobre ella y de quien aprendió mucho. La ciencia, entonces, estaba vetada indirectamente a las mujeres. Podías estudiar en casa, organizar salones donde invitar a científicos y debatir. Pero no estaba permitida la entrada ni en las Academias ni en los cafés, como el Café Gradot, donde solía encontrarse Maupertuis, estudiando y discutiendo. Allí fue donde Émilie entró vestida con ropas de hombre para entrevistarse con su amante y maestro y discutir de cuestiones de física y matemáticas. 

También fue amante de nobles muy reputados de la corte como el duque de Richelieu y el joven oficial Jean-François de Saint-Lambert, de quien quedó embarazada de una niña entrados los cuarenta. Fue en ese parto en el que Émilie murió, acompañada por el padre de la niña, su marido y Voltaire. 

Aunque en todas las lecturas de su biografía aparece Voltaire como el amante principal de la marquesa de Châtelet, yo no diría que fue solamente eso. La relación entre ambos iba mucho más allá. Él fue su maestro, pero ella llegó a ser una colaboradora en igualdad de condiciones, una «partenaire» insuperable con quien debatir y estudiar juntos los misterios de la física. Se ayudaron mutuamente y se quisieron también como amigos. Una muestra es que, cuando tras años de convivencia la relación de amantes se deterioró y Voltaire comenzó una relación con Madame Denis, siguieron viviendo juntos, en el castillo del marido de Émilie, hasta la muerte de ésta. 

Finalmente está su marido, el marqués Florent-Claude de Chastellet (como se escribía originalmente el apellido). Se casaron cuando ella tenía 19 y él había sobrepasado los 30. Como militar, se ausentaba frecuentemente para cumplir con los deberes de su guarnición. Siempre fue tolerante con la pasión de Émilie por la ciencia y le permitió dedicarse a ella una vez que dio a luz a sus hijos. Tuvieron tres hijos, el menor de los cuales murió a los pocos meses. Émilie decidió no volver a ser madre. La vida es complicada y no deja de ser trágico que su final fuera precisamente en su cuarto parto. Cuando Émilie y Voltaire, en plena relación de pareja, se fueron a vivir juntos para estudiar y escribir, lo hicieron a uno de los castillos del marqués de Châtelet en Cirey, quien les visitaba con frecuencia. Ella murió de su mano. 

Los logros científicos de la marquesa de Châtelet no son despreciables. Tradujo los Principios Matemáticos de Filosofía Natural de Newton, única traducción francesa de la obra, a la que añadió un importante prefacio. Cuando quedó embarazada mientras trabajaba en la traducción, la marquesa presintió que le llegaba el final y emprendió una carrera contrarreloj frente a la muerte. Trabajó sin descanso y acabó su traducción días antes de morir. 

Tradujo La Fábula de las Abejas de Bernard de Mandeville, modificando algo la obra. Omitió algunas partes y en la introducción defendió el rol de la mujer en la ciencia y la necesidad de la educación femenina. Mantuvo serios y fructíferos debates entre quienes defendían a Descartes y los partidarios de Leibniz (como ella) y Newton, en lo referente a la teoría de las fuerzas vivas. Fue entonces cuando publicó la Disertación sobre la naturaleza y propagación del fuego (1739). Su obra más importante fue Instituciones de Física, en la que exponía el estado de la ciencia y los principales debates explicando y defendiendo sus posiciones. Fue la primera mujer en publicar en la Academia de Ciencias de París. 

Sus logros y su figura se han visto deslucidos por su complicada vida amorosa y por las envidias que despertó entre hombres y mujeres de su época. La independencia de carácter unida al talento tiene un precio. 

Fuente: LOFF.IT





JUANA INÉS DE LA CRUZ


 

JUANA INÉS DE LA CRUZ

Feminismo en tiempos de oscurantismo 

Esta mujer plantó cara, abrió camino, se enfrentó a las empobrecidas mentes masculinas de la época y al clero retrógrado reencarnado una y mil veces como una hidra

Por: Álvaro Van den Brule 

No tenía mucho encaje en aquel predio. Sobrada de conocimientos, de mirada penetrante y con un prognatismo muy acusado que le daba un plus de altivez, su esbelta figura arrollaba con su incontestable poderío. Era una mujer de belleza salvaje, que a una edad en la que la naturaleza femenina difícilmente se puede mejorar, decidió desaparecer en las profundidades de la mística y de la iluminación. Su afán de saber, su voracidad intelectual, su reto ilimitado a la ignorancia y al patrón de sumisión adjudicado a la mujer en aquellos pagos y en aquel tiempo, la convertirían en compañía poco recomendable a ojos de los que hacían del poder un arma de trepanación colectiva. 

O estabas con el convencionalismo más ortodoxo o podías aventurarte a un pronóstico nada halagüeño cerca de alguna hoguera inquieta. En su tiempo, no se veía con buenos ojos que una fémina alimentara curiosidad intelectual o independencia de pensamiento. Se llevaba el estilo sumisa y tontita. Si eras culterana o “ligera de cascos“, ya eras candidata a una lapidación –figurada o literal–, por rebeldía o por mear fuera de tiesto. 

De belleza salvaje y con una edad en la que la naturaleza femenina difícilmente se puede mejorar, desapareció en las profundidades de la mística 

Pero esta mujer plantó cara, abrió camino, se enfrentó a las empobrecidas mentes masculinas de la época, al clero retrógrado reencarnado una y mil veces como una hidra, a una religión estrecha, patriarcal y rancia, la que quemaba por mera venganza y estreñimiento mental a mujeres como Hipatia o las brujas de Zugarramurdi, o a cualquier forma de pensamiento que tuviera más ventilación que la permitida por el pensamiento único. 

Como un fermento oculto, esta enorme mujer ha calado en generaciones de mujeres cultas y avanzadas, como lo hicieron los alegatos de Christine de Pizan o de Marie de Gournay en el siglo XVI. Gloria Steinem (la activista pro derechos de la mujer en EE.UU) dijo en una ocasión una frase motora de tremenda actualidad que rinde homenaje a las mujeres que se arriesgaron desde siempre a que se les reconociera un derecho inalienable, tal que es: "Sin saltos de la imaginación, o soñando, perdemos la emoción de la posibilidad. Soñar, al fin y al cabo, es una forma de planificar". 

Juana Inés de la Cruz se enfrentó a las vacas sagradas que habitaban las fosas sépticas del pensamiento humano, encarnadas en esclerotizados personajes habituados a medrar en las cómodas costumbres de los que nunca se enfrentan a la injusticia de sus personajes automáticos y que dan por hecho que nada necesita ser revisado, pues nada hay menos critico que la comodidad. 

Habida cuenta de que su vocación religiosa era menos que cero patatero, Juana Inés de la Cruz eligió el convento para no pasar por las Horcas Caudinas del matrimonio y así poder seguir gozando de sus aficiones intelectuales. 

Aunque gran parte de su obra fue quemada y destruida, su osadía se perpetuó en el tiempo para demostrar a la historia que la justicia poética existe 

Su celda era el punto de convergencia de poetas, intelectuales y curiosos, que en un desfile sin fin prestigiaron la increíble figura de esta mujer. Carlos de Sigüenza y Góngora, pariente del poeta cordobés Luis de Góngora y del nuevo virrey, Tomás Antonio de la Cerda, cuya esposa, Luisa Manrique de Lara, de la que fue dama de honor y con quien le unió una fraternal amistad, nutrían las filas de sus incondicionales. 

Su biblioteca llegó a tener la nada desdeñable cifra de trescientos libros, una cifra incalculable, si entendemos que la imprenta acababa de aterrizar en estos pagos humanos. La filosofía, la mística, música e historia, la criptografía, la cocina y otros vértices del pensamiento, convivían alegremente entre las cuatro paredes del silencio en el que habitaban cuerpo y mente de esta adelantada. Compuso obras musicales, opúsculos filosóficos y una extensa obra que abarcó diferentes géneros; poesía y teatro convivían venerando la herencia de Luis de Góngora y Calderón de la Barca. Sus tertulias improvisadas eran de una erudición talentosa y magnética. Desde el virrey hasta las mentes más inquietas, nadie escapaba de su lucido verbo e hipnótico discurso. 

El Barroco literario alcanzó con ella su momento culminante e introdujo elementos narrativos que anticipaban a los poetas de la Ilustración del XVIII 

Pero un día, a esta criatura no se le ocurrió otra cosa que tocar ni más ni menos que la teología. 

Aunque gran parte de su obra fue quemada y destruida de maneras poco ingeniosas, la osadía de la verdad exploradora se perpetuó en el tiempo para demostrar a la historia que la justicia poética existe. Se conservan escritos en prosa entre los que cabe señalar la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz. La tal Sor Filotea no era otro que el lerenda del obispo de Puebla, Manuel Fernández de la Cruz. 

El acceso de ellas al conocimiento. En 1690, una obra de Sor Juana Inés, la Carta Athenagórica, en la que esta criatura singular hacía una dura crítica al 'Sermón del Mandato' del afamado jesuita portugués António Vieira sobre las 'Finezas de Cristo', sería el principio del fin del vuelo libre de esta rara avis. El purpurado había añadido a la obra una 'Carta de Sor Filotea de la Cruz', esto es, un texto escrito por él mismo bajo ese pseudónimo en el que recomendaba a esta atípica monja que se dedicara con más pasión a la vida eremitoria y menos a pensar, puesto que según el clérigo, la reflexión teológica era un ejercicio reservado a los hombres. Hasta ahí podíamos llegar. 

Filosofía, mística, música e historia convivían entre las cuatro paredes del silencio en el que habitaban cuerpo y mente de esta mujer adelantada. 

En la respuesta a Sor Filotea de la Cruz, esto es, al clérigo rancio y poco ventilado de seseras, Sor Juana Inés de la Cruz reivindica el derecho de las mujeres al acceso al conocimiento. La Respuesta es además una bella muestra en prosa poética a través de la cual se pueden concretar muchos de los rasgos personales de la ilustre religiosa. Pero la crítica del obispo de Puebla la afectaría a la postre profundamente. Poco después, Sor Juana Inés de la Cruz se deshizo de su entera biblioteca y de sus escasas pertenencias y entró en el cenobio más profundo y austero. Tras deshacerse de su hatillo terrenal, destinó lo obtenido a la beneficencia y cerró tras de sí la puerta de la libertad. 

Una mañana al alba, según despuntaba el sol por el este –la única concesión que había pedido, un mirador hacia la iluminación–, ayudada por sus compañeras en medio de la terrible epidemia de cólera que asoló México hacia el año 1695, entregaría su única posesión a esa luz que todo lo envuelve en un enigma avasallador. 

El Barroco literario alcanzó con ella su momento culminante, al tiempo que introdujo elementos narrativos que anticipaban a los poetas de la Ilustración del siglo XVIII. Su obra póstuma, el Fénix de México (1700), anticipa o lega –que más da–, la visión y lucidez de un pensamiento desbordante y atrevido, osado y valiente, no apto para un tiempo de ciegos y sordos. 

Fuente: El confidencial






MARCELA LAGARDE


 

MARCELA LAGARDE 

María Marcela Lagarde y de los Ríos (Ciudad de México, 30 de diciembre de 1948), conocida como Marcela Lagarde, es una política, académica, antropóloga e investigadora mexicana, especializada en etnología, representante del feminismo latinoamericano. El feminismo, según Lagarde, constituye una afirmación intelectual, teórica y jurídica de concepciones del mundo, modificaciones de hechos, relaciones e instituciones. ​

Asociada fundadora de la Red de Investigadoras por la Vida y la Libertad de las Mujeres. Es el mayor referente del feminismo en Latinoamérica. Activista y teórica, se ha dedicado estudio antropológico de la condición femenina, ha realizado diversas publicaciones, tratando temas como el cautiverio, cuidado, sexualidad, amor, poder, trabajo, violencia, subjetividad, religión, derecho, maternidad, sororidad, etc.  Es autora de numerosos artículos y libros sobre estudios de género, feminismo, desarrollo humano y democracia, poder y autonomía de las mujeres. 

¿A qué llamamos feminicidio? (Fragmento del artículo: Por la vida y la libertad de las mujeres)

El feminicidio es una ínfima parte visible de la violencia contra niñas y mujeres, sucede como culminación de una situación caracterizada por la violación reiterada y sistemática de los derechos humanos de las mujeres. Su común denominador es el género: niñas y mujeres son violentadas con crueldad por el solo hecho de ser mujeres y sólo en algunos casos son asesinadas como culminación de dicha violencia pública o privada.

De acuerdo con Diane Russell y Jill Radford, los crímenes se dan en todo el mundo y son el resultado de la violencia misógina llevada al extremo y, por ende, son la muestra más visible de múltiples formas previas de hostigamiento, maltrato, daño, repudio, acoso y abandono. Sociedades del pasado y del presente han convertido el feminicidio en una costumbre y una práctica social para desechar a las niñas a través del infanticidio o, en la actualidad, se extiende la práctica del feticidio selectivo de productos XX en busca de gestar niños, ante la imposibilidad de las parejas de procrear más de una criatura.

La explicación del feminicidio se encuentra en el dominio de género: caracterizado tanto por la supremacía masculina como por la opresión, discriminación, explotación y, sobre todo, exclusión social de niñas y mujeres como propone Haydee Birgin. Todo ello, legitimado por una percepción social desvalorizadora, hostil y degradante de las mujeres. La arbitrariedad e inequidad social se potencian con la impunidad social y judicial en torno a los delitos contra las mujeres. Es decir, la violencia está presente antes del homicidio de formas diversas a lo largo de la vida de las mujeres. Después de perpetrado el homicidio, continúa como violencia institucional a través de la impunidad que caracteriza casos particulares, como en México, por la sucesión de asesinatos de niñas y mujeres a lo largo del tiempo (más de una década desde que se inició el recuento).

En el país ha habido periodos feminicidas ligados a territorios específicos que sólo la impunidad favorece las condiciones que permiten los crímenes y se da en contra las mujeres. Cada niña o mujer asesinada había experimentado durante su vida múltiples formas de violencia y daños a su integridad, dignidad, desarrollo que atentaron contra su libertad. Los crímenes contra niñas y mujeres se cometen en sociedades o en círculos sociales cuyas características patriarcales y la violación de los derechos humanos se concentran y agudizan de manera crítica.

En su mayoría se articulan con otras condiciones sociales y económicas de extrema marginación y exclusión social, jurídica y política. Son el producto de una organización social basada en la dominación de hombres sobre mujeres, caracterizada por formas agudas de opresión de las mujeres con sus constantes mecanismos de desvalorización, exclusión, discriminación y explotación a las que son sometidas las mujeres por el sólo hecho de serlo.

Los asesinatos abarcan a niñas y mujeres de diferentes edades, condiciones socioeconómicas y educativas. La mayor parte de ellas no pertenecía a círculos sociales delictivos y fueron cometidos por conocidos y desconocidos. Los asesinatos de niñas y mujeres han sido perpetrados en entidades federativas con distintos grados y tipos de desarrollo y encuadre social y cultural, en municipios urbanos y rurales, zonas metropolitanas y suburbanas, regiones fronterizas del sur y del norte, y también en zonas del centro del país. En esta diversidad, sin embargo, son asesinadas mayoritariamente niñas y mujeres con alto grado de inseguridad, vulnerabilidad vital y nula protección social e institucional, en zonas de devastación social donde predominan la inseguridad, el delito, una convivencia marcada por la ilegalidad, los poderes fácticos, el desbordamiento de las instituciones y la ruptura del Estado de derecho.2 / 4 En la mayor parte de las entidades federativas en que hay focos rojos de asesinatos de niñas y mujeres es muy alto el de hombres; en ese sentido, es alarmante la situación de inseguridad prevaleciente y la violencia está en todas partes.

Fuente: POR LA VIDA Y LA LIBERTAD DE LAS MUJERES





PATTI SMITH


 

PATTI SMITH: Un alegato feminista muy punk 

Patti Smith, a sus 71 años, sigue reivindicando la igualdad de la mujer con la misma rabia que la primera vez que se subió a un escenario. 

«El abuso no es un problema feminista, sino un problema de todos». Así de tajante se mostraba Patti Smith en una rueda de prensa ante un grupo de periodistas argentinos, a principios de 2018. La cantante y poetisa de Chicago, a sus 71 años, no solo derrama sus reivindicaciones en himnos universales como People have the power, una canción que empoderaba a los ciudadanos frente a los abusos políticos y financieros de finales de los ochenta, sino que aprovecha cada entrevista para decir lo que le repatea. Y hoy, en la era del #MeToo y ante las terribles cifras de mujeres asesinadas -200 cada día en todo el mundo-, la autora dedica su repercusión, casi mesiánica, a pulverizar los abusos machistas.

Patti Smith siempre ha subrayado su lado feminista, no necesariamente con la palabra, sino muchas veces, con hechos. La poetisa, animada por su pareja de entonces, el fotógrafo Robert Mapplethorpe, cogió una guitarra española para musicar sus versos, y ese fue el inicio de una carrera meteórica que aún hoy destella. Y, de una forma inconsciente, con la ingenuidad del underground auténtico, tuvo un papel decisivo en el punto de inflexión de la historia del rock, hasta entonces, dominado por hombres. 

A ese nuevo rumbo se le llamó punk. El primer disco de Patti Smith, Horses, se publicó en 1975, cuando la psicodelia languidecía y el rock and roll hastiaba, apolillado. Los Ramones fraguaban sus primeros éxitos en Estados Unidos aporreando sus instrumentos, en Inglaterra Sid Vicious se desgañitaba al frente de los Sex Pistols y Joe Strummer hacía lo propio con The Clash, inconscientes de que se iban a convertir en iconos y millonarios. Y justo ahí, cuando ebullía el punk, Patti Smith encontró su sitio en ese nuevo estilo de rock inmediato y desacomplejado. No solo supuso una bendición musical. También desterró el machismo histórico y pertinaz del rock desde sus inicios. 

Hagamos un inciso. Patricia Ann Cole, alias P.P. Arnold, es una excelsa cantante de soul de Los Ángeles que tuvo un acto de valentía en los años sesenta: cuando su marido le pegó el primer puñetazo, hizo su maleta y se largó a recorrer el mundo, como corista de Tina Turner. En aquella época, ser mujer y feminista era mucho más complicado todavía que ahora, y Cole era negra en Estados Unidos, lo que añadía mérito a su arrojo. La crítica se rindió ante la poderosa voz de la cantante, y no solo: estrellas como Mick Jagger, David Bowie o Roger Waters también se derretían con su manera de interpretar. Y Cole se fue de gira con todos ellos. Como corista. Solo grabó un disco en solitario con la Motown, y la discográfica nunca llegó a publicarlo. Hace un año se rescató, casi medio siglo después, pero ha pasado desapercibido en la inmensidad de Spotify. 

Volvamos a Patti Smith. Experiencias como la de P.P. Arnold le dan más mérito aún a la poetisa. En un mundo en que las grandes voces femeninas, si no estaban relegadas a corear a estrellas masculinas terminaban, con suerte, en la dulcificación cantautora de Joan Baez o Karen Carpenter, ella salía al escenario trajeada como su adorado Rimbaud, eclipsaba a su banda de músicos-hombres y arrollaba al respetable con punk del bueno, fuerte, áspero, reivindicativo, sin menoscabar su poso poético.

 

Hay que decir en favor de sus compañeros de ola, grupos masculinos como los mencionados arriba y otros como The Dictators, que si bien adoptaban actitudes que cosificaban a la mujer (y que recuerdan a lo que tanto se le reprocha a los estilos boyantes de hoy, el reguetón y el trap), no era más que una pose post adolescente, porque en el fondo vieron como algo completamente normal que mujeres como Deborah Harry, de Blondie, o la propia Patti Smith compartieran aquel pastel de creatividad rabiosa y reivindicativa. Al fin y al cabo, se trataba de que las clases bajas gritaran a las altas que hasta aquí hemos llegado. Y, cuantas más voces, mejor. 

Patti Smith consiguió que la suya destacara sobre las del resto. Y hoy, a sus 71 años, lo sigue haciendo. También cuando se baja del escenario: «La mujer tiene que ser lo suficientemente fuerte para pedir el espacio que necesita, y el hombre tiene que ser lo suficientemente fuerte para dárselo».

Fuente: ETHIC





MARUJA MALLO


 

MARUJA MALLO Y  LA GENERACIÓN DEL 27 

Nació en Vivero (Lugo), en 1902. En 1922 se traslada con su familia a Madrid. Estudia en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde coincide con Salvador Dalí, que le presenta el ambiente del surrealismo y de la Generación del 27, de quien fue una de las grandes exponentes. Ilustra algunas obras de Rafael Alberti, como “La pájara pinta”. En 1927 conoce a Ortega y Gasset y colabora como ilustradora en la “Revista de Occidente”. 

Su primera exposición individual se celebra en los salones de dicha publicación con gran éxito. En los años 30 viaja a París, donde hace contacto con figuras como André Bretón, y su obra se sumerge  de lleno en el surrealismo. De vuelta en España, trabaja como profesora. Con el inicio de la Guerra Civil, se exilia a Argentina. En 1939 pinta su obra más importante: “El canto de la espiga”. En la década de los 60, más de 20 años después  vuelve a España. Murió en Madrid, en cierto anonimato, en 1995. 

Maruja Mallo y la Generación del 27 

No es extraño que al googlear  sobre la generación del 27 aparezcan una y otra vez los mismos reconocidos nombres, todos  hombres. Por eso  tal vez no conozcas a un grupo de mujeres  quienes fueron vitales e importantes para la generación del 27. Este curioso nombre con el que se conoció al grupo de artistas se relaciona con la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, donde coincidieron Salvador Dalí y  Maruja Mallo. El nacimiento de estos poetas en fechas cercanas, el compañerismo y la amistad que se profesaron, la influencia y el intercambio cultural entre ellos hicieron que Dámaso Alonso divulgara la expresión Generación del 27 que se quedaría para siempre en los libros de historia de España y del mundo . La fecha también hace referencia a acontecimientos significativos. En  1927 se conmemoró el tercer centenario de la muerte de Góngora, y un acto celebrado en el Ateneo de Sevilla reunió a la mayoría de los miembros del grupo. 

Una de las razones por la que aquellos  otros nombres estrechamente unidos al grupo, como el de maruja Mallo,  no aparezcan estrechamente unidos a la generación del 27 aun a pesar de haberlo estado, fue  porque la Guerra Civil motivó su muerte o los obligó al exilio. Pero además de la fatídica guerra que acaba con todo a su paso, también debemos saber que era un momento de la historia donde ser mujer en las artes no era fácil y se les daba una intensa prioridad a los creadores hombres. 

Las Sinsombrero 

Según contaba Mallo, un día pasearon por la Puerta del Sol madrileña sin sombrero, porque parecía que esta prenda les nublaba las ideas. Este atrevido paso para su época les hizo sufrir insultos, gritos y pedradas de los viandantes. Y así fue como estas artistas e intelectuales con un punto transgresor recibieron el nombre de las Sinsombrero, con el que se las conocería para siempre. Y ellas, aunque menos célebres, estuvieron tan implicadas en los movimientos culturales de la Generación del 27 como sus compañeros masculinos. 

Madrid fue la ciudad donde la gran mayoría de ellas residieron, estudiaron y desarrollaron su actividad artística. Abiertas a nuevos conceptos de modernidad y a las corrientes de vanguardia que provenían de Europa, fueron también las recuperadoras de la tradición popular. Profundamente comprometidas con su tiempo y su realidad social, su actitud fue rompedora y abierta, transformando el panorama cultural y artístico de una España convulsa.

Entre los nombres que podemos destacar del grupo de artistas e intelectuales, destacan las ya nombradas Maruja Mallo y Margarita Manso, y junto a ella, no nos podemos olvidar de Rosa Chacel, Concha Méndez, Josefina de la Torre, Marga Gil, María Teresa León, Ernestina de Champourcín, y un largo etcétera. 

Sus aportaciones están todavía poco estudiadas y, en su gran mayoría, han quedado al margen de las antologías y los manuales de arte y literatura hasta nuestros días. Por eso, estas mujeres adelantadas a su época merecen su lugar  en la historia, ya que se dedicaron a labores como la pintura, la novela, la ilustración, la escultura y el pensamiento con gran éxito y talento. De hecho, gozaron de presencia y aceptación nacional e internacional. 

El exilio 

Mallo fue una mujer libre, culta, y sumamente independiente que consiguió sus objetivos saltándose cualquier obstáculo y enfrentándose a todo lo que se le oponía y que logró destacar en la vida cultural y artística española, legándonos una obra que aún no ha sido valorada como se merece.  Y es que Maruja pasó por un exilio de más de 20 años. América fue entonces  su gran descubrimiento, llega a buenos aires llena de vida y de ideas, y es recibida en un ambiente que la inspiró profundamente. Se incorpora a los ambientes intelectuales lleva una vida social muy activa e intensa, dando conferencias, realizando exposiciones, colaborando en la famosa revista de vanguardia «Sur», (en la que también participaba Borges), diseña objetos de decoración para la prestigiosa casa Compte y como ilustradora en la revista Atlántida. 

Su estilo pictórico evoluciona y pasa del constructivismo a una pintura más original y fresca. El 28 de Abril de 1937 es invitada por la Asociación de Amigos del Arte de Montevideo para pronunciar su conferencia “Proceso histórico de la forma de las Artes Plásticas”, que también la impartirá en la sede de la Agrupación de Intelectuales, artistas, periodistas y escritores (AIAPE) de Buenos Aires. Por esa misma época envía al diario “La Vanguardia” de Barcelona su escrito “Relato veraz de la realidad de Galicia” donde la pintora hace una conmovedora narración  de los hechos que había presenciado durante la Guerra Civil en Galicia y donde expone una intensa crónica de la tragedia que asoló a su patria y las razones de su voluntario exilio que comenzó en Lisboa con Gabriela Mistral como embajadora de Chile. 

Maruja fue una viajera inalcanzable, viaja  por todo el continente americano, recorriendo las playas bañadas por el océano, desde Copacabana a Tierra de Fuego; desde los Andes a la isla de Pascua junto a Pablo Neruda al que había conocido en Madrid en 1934, fueron  grandes amigos.

La pintora vivió una agitada vida social y cultural hasta 1945. Ese año, comienza a sentir melancolía y cansancio que la llevó a una vida más recogida y discreta con notorias escapada a los Estados Unidos. En marzo de 1947 viaja a Nueva York y al año siguiente su “Cabeza de Negra”  es la ganadora del I Premio Pictórico de la II Exposición Neoyorquina; en noviembre de ese año también expone en la Carrol Gallery Carstairs. 

De regreso a España 

Con la llegada de Perón al poder, vuelve a sentirse prisionera y su inspiradora libertad la hace volver a España con la esperanza de ver a su patria y a su legado reconstruidos.  Vende muchas de sus obras al joyero israelita Samuel Malá, que las expone en sus joyerías de Buenos Aires, Chile, París y Nueva York. Aunque regresa a Madrid en 1961 cuando la sala Mediterráneo presenta una exposición antológica de su obra, es en 1965 cuando Maruja Mallo abandona definitivamente América, alejándose de aquellos paraísos donde había visto la luz todo su poder y libertad. A su regreso a España, se encontró con un país que la había olvidado y a pesar de ello fue capaz de recuperar su prestigio. 

En Madrid se establece primero en el hotel Emperatriz hasta que encuentra un apartamento en la calle Núñez de Balboa nº 105; se encuentra una ciudad gris en la que no encontraba mucha diferencia con la España que había tenido que dejar hacía casi tres décadas. Pronto se reintegra en los círculos artísticos, continúa pintando, asiste a tertulias y exposiciones y conecta con la juventud que como ella decía siempre tienen la razón. 

Durante la década de los setenta, se dedica a una paulatina “operación de rescate” de su obra, que se encontraba dispersa y participa en varias exposiciones sobre la pintura española de la vanguardia.En Enero de 1978 se suceden una serie de exposiciones colectivas en Madrid donde Maruja participa: Museo de Arte Contemporáneo organiza la “Generación del 27”; Galería Theo, “Homenaje a Joan Miró”; la galería Skira: “Orígenes del Arte Contemporáneo”; La Galería Multitud celebra en marzo:”Homenaje a Miguel Hernández”; pero la exposición que más interés acaparó fue la que celebró la Galería Ponce de León titulada “Quince pintores Marginales(1900-1948)” donde la pintora dio a conocer un cuadro de su primera época “Elementos del deporte”. 

A los setenta y siete años  aún conservaba esa frescura y vitalidad que la acompañaron durante toda su vida, Castillo de Madrid le organiza una exposición antológica de su obra, donde muestra por primera vez sus últimos cuadros que pintaría en vida. En 1982 recibe la Medalla de Oro de Bellas Artes, concedida por el ministerio de Cultura en reconocimiento a su labor pictórica;

Poco pudo disfrutar de estos reconocimientos ya que en 1984 cae enferma y es ingresada en la Clínica. Muere el  6 de febrero de 1995. Sus restos fueron incinerados en el cementerio de la Almudena y sus cenizas fueron esparcidas por la bahía de La Mariña lucense. Así pasó a formar parte de su universo favorito: el acuático 

Fuente: Supercurioso

Elvira Carrillo Puerto


 

ELVIRA CARRILLO PUERTO

La sufragista incansable

 

En 1923 se convirtió en una de las primeras mujeres mexicanas electas para desempeñarse como diputada en un congreso local. 

El reconocimiento de los derechos políticos de las mujeres en México es resultado de una ardua batalla librada por loables luchadoras sociales que, contrario a lo que dictaba su época, abogaron por la igualdad de las mujeres frente a los hombres y se opusieron a que éstas fueran consideradas inferiores. 

Una de esas mujeres fue Elvia Carrillo Puerto (1821-1968), quien, influenciada a muy corta edad por el pensamiento de importantes feministas como Mary Wollstonecraft, tomó consciencia de las abrumadoras diferencias sociales entre hombres y mujeres, así como de la brecha de oportunidades y explotación padecidas por las poblaciones indígenas y campesinas de su natal Motul, Yucatán. 

El pensamiento político de Elvia Carrillo fue nutrido desde su juventud gracias a la influencia de su maestra Rita Cetina Gutiérrez, fundadora de la primera escuela secundaria para mujeres en Yucatán y de la organización feminista “La Siempre Viva”.

Luego de contraer matrimonio a los 13 años y de enviudar una década más tarde, Carrillo Puerto obtuvo cierta libertad que le permitió trabajar como maestra y taquimecanógrafa.

En 1909 se unió a la causa antirreeleccionista y su inquietud política por la igualdad de las mujeres la llevó a organizar en 1912 la “Liga Feminista Campesina Rita Cetina”, en la que se discutieron cuestiones sobre la propiedad de la tierra, jornadas de trabajo y educación de las mujeres. 

Para 1915 conoce al general Salvador Alvarado, quien fue nombrado gobernador de Yucatán por el presidente Venustiano Carranza. La afinidad política entre el gobernador y Carrillo Puerto los llevó a colaborar estrechamente, al lado de otras luchadoras, a favor de los derechos de las mujeres en la entidad. 

En 1916 tuvo una participación activa en los dos primeros congresos feministas del país realizados en Yucatán. Estos espacios representaron importantes oportunidades en el avance del debate sobre el derecho al voto de las mujeres. 

En 1919, Carrillo Puerto viajó por Yucatán con las “Ligas de Resistencia Feministas”, agrupaciones que hacían un llamado a las mujeres para organizarse en torno a diversos temas como el derecho al voto, el control de la natalidad y la libertad de las mujeres.

Para 1922, cuando su hermano Felipe Carrillo Puerto, con quien compartía convicciones políticas, fue nombrado gobernador de Yucatán, se le asignó una oficina en el edificio central del estado y organizó la “Liga Feminista Rita Cetina”, la cual tenía el propósito de incluir el debate del voto femenino en las cámaras legislativas. 

En 1923, Elvia Carrillo Puerto se convirtió en una de las primeras mujeres mexicanas electas para desempeñarse como diputada en un congreso local.

Sin embargo, no pudo ejercer plenamente sus actividades, pues tras el asesinato del gobernador Felipe Carrillo Puerto en enero de 1924, se anularon las elecciones y fue amenazada de muerte, razones por las que abandonó sus funciones. 

Elvira Carrillo escapó y se refugió en la Ciudad de México, donde siguió trabajando por el reconocimiento del derecho al voto de las mujeres. Esta sufragista falleció el 15 de abril 1968 en la Ciudad de México. 

La lucha y el legado de Elvia Carrillo Puerto obtuvo frutos cuando en 1947, en la presidencia de Miguel Alemán, se aprobó el derecho de la mujer a votar en las elecciones municipales; sin embargo, fue hasta 1953, durante el mandato del presidente Adolfo Ruiz Cortines, que por fin se reconoció el derecho de las mujeres a votar en todas las elecciones.

El empeño, lucha feminista e ideales políticos de igualdad y justicia social de Elvia Carrillo Puerto la llevaron a ser recordada en la posteridad como la “Monja Roja del Mayab”. 

Fuente: Gobierno de México




REMEDIOS VARO


 

REMEDIOS VARO libertad y surrealismo 

Remedios Varo se impregnaría durante su estancia en París del movimiento surrealista. La vanguardia alumbrada por André Bretón, -maestro y amigo de la pintora- germinaría en México, gracias a la sensibilidad y genialidad de la artista. 

Su tardía pero intensa actividad, durante el exilio en el país hispanoamericano, permitió que este periodo pictórico -vanguardia francesa de 1915, y cuya perspectiva trataba de alcanzar dimensiones psicológicas freudianas- comenzara a destacar entre las grandes obras plásticas de la época; y como resultado, Remedios Varo alcanzaría el prestigio internacional. La visión surrealista de esta autora haría nidos en las mentes de las figuras intelectuales de la década de los 50. 

Nacida en la provincia de Gerona y en el seno de una familia liberal, pudo cultivar sus inquietudes culturales, las cuales plasmaba en sus ilustraciones desde edad temprana.

Remedios estaría en contacto con diversas culturas gracias a la movilidad, que desde pequeña la llevaría a explorar nuevos mundos; desde su Gerona natal, Tánger (Marruecos), Madrid, París y Barcelona. 

Remedios se entregó al arte gracias al apoyo familiar. Una vez que se graduó de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, se interesaría por la corriente surrealista que seducía a París. Tras una breve temporada en la metrópoli francesa, se asentó en Barcelona con su primer marido Gerardo Lizárraga; en donde se involucraría en el colectivo «Logicofobistas», «Este movimiento tenía por objetivo aunar el arte y la metafísica de un modo que desafiara a la lógica y a la razón», afirma la autora. 

Sin embargo, su pensamiento y actividades propias de la vanguardia la obligarían abandonar el continente, por el mismo desentendimiento entre los nacionalismos europeos.

«Cuando los nazis ocuparon Francia, Remedios fue detenida en su calidad de odiada surrealista, y cuando la liberaron decidió huir a la ciudad de México», a pesar de padecer problemas cardiovasculares, Remedios no escatimó en llevar una vida llena de emociones. Su naturaleza afortunadamente enamoradiza, sin afectarle «el que dirán» por su odisea sentimental, la llevaría a militar en cuerpo y alma con Benjamin Péret; a quien confiaría su destino en el exilio en México. 

«Conoció al poeta surrealista francés Benjamin Péret, con quien inició una relación amorosa. Ambos volvieron a París, donde se integraron en el movimiento surrealista junto con Leonora Carrington y André Breton, con quien Varo colaboró», Remedios Varo fue una mujer polífacética tanto en su vida creativa como profesional. A lo largo de su vida adulta, tanto en París como durante su exilio en México, se dedicaría principalmente a la ilustración publicitaria; aunque también encontraría una corta pero sólida experiencia en la ciencia, en el campo de la malariología. 

Los pasillos silenciosos de la injusticia. Lo que realmente la motivaba era aquella otra vida paralela, en la que armada de valor; plasmaba su propia introspección. Una obra pictórica, que aunque íntima -sin fines comerciales- denunciaba el submundo en el que obligaban a vagar a las mujeres; en los pasillos silenciosos de la injusticia social -o de género-. Sin embargo Remedios Varo dejaría involuntariamente un legado feminista -que aún sin bucles de violencia-, que permearía en la conciencia de la época y que junto a otros grandes intelectuales y artistas como: Octavio Paz, Leonora Carrington, Frida Khalo, Diego Rivera sumarían al gran contexto cultural de la década de los 50. De esta manera su inimitable personalidad y temática alumbrarían al surrealismo plástico en México.

«La artista sentía que -quizá debido a su sexo- no se le concedía el mismo estatus que a algunos de sus compañeros, sentimiento que reflejaría en su obra», añadió la autora de «Vidas extraordinarias». 

No obstante no sería al lado de Péret cuando su obra empezó a consolidarse. Tras separarse de su segunda pareja, encontraría el amor y mecenazgo en Walter Gruen; quien sería el gran soporte que permitiría a Remedios entregarse sin reservas a la pintura.

«Sus cuadros poblados de personajes andróginos que unas veces desempeñan actividades científicas, otras que se sitúan en entornos místicos y otras representan la supresión de las mujeres en el arte, empezaron a exponerse y venderse. Por desgracia la carrera de Varo se vio truncada al morir de un ataque al corazón, a la edad de 55 años. 

Fuente: ABC Historia






CLARA ZETKIN

  CLARA ZETKIN Pionera del movimiento de mujeres socialistas.  La periodista, oradora, maestra, revolucionaria y fundadora de la Segunda...