La mujer de la nueva sociedad será plenamente independiente en lo social y lo económico, no estará sometida lo más mínimo a ninguna dominación ni explotación. Por un mundo mejor, con justicia y dignidad para todos los seres humanos.
La periodista,
oradora, maestra, revolucionaria y fundadora de la Segunda Internacional
batalló por los derechos laborales de las trabajadoras. Cada 8 de marzo
celebramos el Día internacional de la Mujer. Lo que pocos saben es que la
promotora de esa iniciativa fue una revolucionaria alemana que vivió entre dos
siglos, Clara Zetkin (1857-1933).
Por: Josefina L. Martínez
Dedicó toda su
vida a la organización de las mujeres trabajadoras, fue fundadora de la Segunda
Internacional y opositora a la dirección socialdemócrata cuando esta apoyó la
Primera Guerra Mundial. Impulsó la Liga Espartaco y la formación del Partido
Comunista alemán. Gran amiga de Rosa Luxemburgo, Clara Zetkin (1857-1933) jugó
un papel fundamental en la historia del socialismo y del movimiento de mujeres.
El 30 de agosto de
1932, el Reichstag alemán abría sus sesiones con los nazis como primera fuerza
política. La apertura le correspondía al diputado de mayor edad. Con la voz
raspada por el paso del tiempo y la enfermedad, haciendo uso de todas sus
fuerzas, Clara Zetkin pronunció el último discurso de su vida. En la cara de
los nazis --que varias veces la abuchearon--, hizo un llamado a formar un
frente único de la clase trabajadora, las mujeres y los jóvenes, para luchar
contra el fascismo. Así culminaba su impresionante biografía política, que
había comenzado 50 años antes.
Con la voz raspada
por el paso del tiempo y la enfermedad, pronunció el último discurso de su
vida. En la cara de los nazis llamó a formar un frente único de la clase
trabajadora, las mujeres y los jóvenes, para luchar contra el fascismo.
Clara Zetkin
empezó a militar en el Partido Socialista Obrero de Alemania (posterior SPD) a
los 20 años, en una época en que a las mujeres todavía les estaba prohibido
participar en política. Huyendo de las leyes antisocialistas de Bismarck, viajó
a Zúrich y después a París donde frecuentó a las hijas de Marx, Laura y Jenny.
En 1885 vivía con su esposo, el ruso Ossip Zetkin, y con sus hijos en un
pequeño cuarto en el bohemio barrio de Montmartre, territorio de pintores y
poetas. Periodista, oradora, maestra, madre y revolucionaria. En el exilio
adquirió la formación y la experiencia que le permitieron convertirse en una
gran figura del movimiento de mujeres.
En 1889 tuvo un
papel destacado en el Congreso de fundación de la Segunda Internacional como
delegada de las trabajadoras de Berlín, siendo una de las --tan solo-- cinco
mujeres presentes entre 400 delegados. A contracorriente de muchos socialistas
que veían el ingreso de las mujeres al mundo laboral como una amenaza, Zetkin
batalló por igual salario a igual trabajo, el derecho al voto y la organización
de las trabajadoras. Veía una relación estrecha entre la “cuestión femenina” y
la “cuestión social”. Al mismo tiempo, pugnaba por una ruptura abierta con lo
que llamaba el “feminismo burgués”, un movimiento que buscaba mejorar la
posición social de las mujeres de la clase propietaria, sin impugnar las reglas
del juego de la sociedad capitalista. Después del fallecimiento de Ossip
Zetkin,
Clara regresa a
Alemania y desde 1892 dirige la revista La Igualdad (Die Gleichheit).
Vive de forma desprejuiciada con su segundo marido, el pintor George Friedrich
Zundel, casi veinte años menor que ella. Cuando años más tarde su hijo Kostya
se convierta en el amante de su mejor amiga, Rosa Luxemburgo, tampoco será un
problema la diferencia de edad.
En la primera
década del siglo Clara Zetkin milita en el ala izquierda del SPD y junto con
Rosa Luxemburgo enfrentan las teorías revisionistas de Eduard Bernstein. Una
anécdota las retrata: Clara y Rosa habían salido a dar un paseo a principios de
1907 y llegaron tarde a casa de los Kautsky, donde las esperaban para cenar.
Bebel dijo en broma que temían que se hubieran perdido, a lo que Rosa contestó
con una sonrisa irónica: “Sí, y puede escribir en nuestro epitafio: ‘Aquí yacen
los dos últimos hombres de la socialdemocracia alemana’”.
En agosto de 1907
Zetkin lideró la Primera Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, como
parte de las sesiones del Congreso de Stuttgart. Participaron 58 delegadas y
delegaciones de 15 países. Zetkin escribió que la conferencia fue “el primer
paso para establecer un contacto regular entre las mujeres socialistas de los
diferentes países… para incrementar la fuerza y asegurar el éxito de la
actividad y la lucha del movimiento de mujeres”. En la reunión se expresaron
diferencias entre un ala izquierda y un ala moderada. Mientras Zetkin y la rusa
Kollontai abogaban por la defensa irrestricta del sufragio femenino, la
reformista Lily Braun estaba dispuesta a aceptar “compromisos”. La reunión
estableció un Secretariado Internacional, encabezado por Zetkin.
La Segunda
Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas tuvo lugar en Copenhague en
agosto de 1910. Zetkin propone establecer un Día Internacional de las Mujeres,
lo que fue aprobado con entusiasmo por más de 100 delegadas de 17 países. El
congreso también debatió sobre los derechos laborales, la educación y la lucha
contra la guerra, cada vez más cercana. El 19 de marzo de 1911 se celebró por
primera vez en Berlín el Día Internacional de las Mujeres, con más de 30.000
manifestantes.
En agosto de 1907
se celebró la Primera Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, como
parte de las sesiones del Congreso de Stuttgart. Zetkin y la rusa
Alexandra Kollontai abogaron por la defensa irrestricta del sufragio femenino.
La Tercera Conferencia
Internacional de mujeres estaba programada para abril de 1914, pero no pudo
realizarse. Los acontecimientos se aceleraron y la guerra dividió a la clase
obrera europea. La lucha contra la masacre imperialista encontró a Zetkin en
primera fila junto a Rosa Luxemburgo. Ambas rechazaron la adaptación de la
socialdemocracia a la cruzada patriota. Junto a otros camaradas formaron la
Liga Espartaco y editaron la revista La Internacional. En marzo de
1915 Zetkin organizó una Conferencia Internacional de Mujeres contra la Guerra,
que contó con 25 delegadas de los países beligerantes. Por su defensa de los
principios internacionalistas fue acusada de “traición” y encarcelada a su
regreso a Alemania.
En 1917 tanto Rosa
como Clara recibieron con entusiasmo las noticias de la Revolución rusa y
participaron activamente de la Revolución alemana de 1918. El 29 de enero de
1919, tan solo 14 días después del asesinato de Rosa Luxemburgo, Zetkin fue la
primera mujer en hablar en un Parlamento alemán, donde denunció al gobierno
socialdemócrata por aniquilar la revolución. Los años siguientes formó parte
del Partido Comunista, aunque se enfrentó a su Comité Central por diferencias
políticas. En la Tercera Internacional, lideró la Internacional de las Mujeres
Comunistas, hasta su disolución en 1925.
Sus conversaciones
con Lenin sobre la cuestión de las mujeres están reflejadas con afecto en
sus Recuerdos de Lenin. Entre 1922 y 1933 ejerció como diputada en el
Reichstag --aun cuando vivía en Moscú gran parte del tiempo--. Su mal estado de
salud la aisló por momentos de los debates políticos, y si bien nunca se opuso
públicamente al estalinismo, en cartas privadas expresó su gran malestar con un
régimen donde todo pensamiento crítico era perseguido.
A los 75 años
presidió la apertura de sesiones del Parlamento alemán. Bastante enferma, hizo
acopio de toda su energía para brindar su último alegato: contra el capitalismo
y contra el fascismo, llamó a formar un “frente único” de toda la clase
trabajadora. Aun cuando ella no se identificaba con el término “feminista”, la
historia del feminismo socialista la cuenta entre sus más importantes
precursoras.
Florinda Lazos
León nació en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, en 1898. En 1911 acompañó a
su tío Manuel Lazos, y a los demás miembros de una comisión chiapaneca cuando
se entrevistaron con Francisco I. Madero en San Juan Bautista, Tabasco, debido
a la usurpación huertista se incorporó a las fuerzas zapatistas de la división
del general Ángel Barrios; ahí prestó sus servicios como correo.
Fue enfermera del
Ejército Libertador del Sur a lado del coronel Prudencio Cassals, jefe de los
servicios médicos en San Pablo Oxtotepec, Chiapas, y miembro del Centro
Antirreeleccionista de México. En 1917 formó parte de la comisión de mujeres
que a principios de ese año intercedió para pacificar a los rebeldes
anticarrancistas de Tiburcio Fernández Ruiz, que luchaban en ese estado contra
el gobierno. En 1919 trabajó en la organización del Primer Congreso de Obreras
y Campesinas y colaboró organizando grupos campesinos de mujeres.
En mayo de 1925 el
gobernador César Córdoba promulgó de última hora el Decreto Núm. 34, en el cual
la Constitución estatal le atribuía a las mujeres la definición de ciudadanía.
En noviembre de 1926 Florinda Lazos León se convirtió en diputada al Congreso
de su Estado. Tenía 24 años cuando fue electa y además de las obligaciones del
cargo, durante dos años se desempeñó simultáneamente como Prosecretaria de su
Legislatura.
En 1934, Carlos
Riva Palacio, líder del Partido Nacional Revolucionario convocó a la formación
del sector femenino del partido y el Bloque Nacional de Mujeres Revolucionarias
creado en 1929 y dirigido por Florinda Lazos León acudió a la convocatoria.
Florinda ejerció el periodismo y en 1926 dirigió el decenal feminista La Gleba.
Florinda Lazos León participó de manera importante durante la Revolución
Mexicana en la lucha por la equidad en México, dedicó su vida al activismo
político y colaboró en los congresos nacionales de mujeres trabajadoras y
campesinas de la década de 1930, donde participó a lado de las grandes
sufragistas de la política feminista de la época como Elvia Carrillo
Puerto.
Aunque era una
esclava africana, Phillis Wheatley fue una de las poetas más conocidas en la
América prenineteenth-century. Mimada en la casa del prominente comerciante de
Boston John Wheatley, lionizada en Nueva Inglaterra e Inglaterra, con prensas
en ambos lugares publicando sus poemas, y desfiló ante el liderazgo político de
la nueva república y la aristocracia del viejo imperio, Phillis fue el
testimonio ilustrativo de los abolicionistas de que los negros podían ser tanto
artísticos como intelectuales. Su nombre era una palabra familiar entre los
colonos alfabetizados y sus logros un catalizador para el incipiente movimiento
antiesclavista.
Phillis fue capturado en Senegal / Gambia, África Occidental, cuando tenía unos
siete
años. Fue transportada a los muelles de Boston con un cargamento de esclavos
"refugiados", que debido a la edad o la fragilidad física no eran
adecuados para el trabajo riguroso en las colonias de las Indias Occidentales y
del Sur, los primeros puertos de escala después del cruce del Atlántico. En el
mes de agosto de 1761, "en falta de un doméstico", Susanna Wheatley,
esposa del prominente sastre de Boston John Wheatley, compró "una niña
delgada y frágil ... por una nimiedad" porque el capitán del barco de
esclavos creía que el waif tenía una enfermedad terminal, y quería obtener al
menos una pequeña ganancia antes de que ella muriera. Un pariente de Wheatley
informó más tarde que la familia supuso que la niña, que era "de
estructura delgada y evidentemente sufría de un cambio de clima", casi
desnuda, con "no otra cubierta que una cantidad de alfombra sucia sobre
ella", tenía "unos siete años ... de las circunstancias de
desprenderse de sus dientes frontales".
Después de descubrir la precocidad de la niña, los Wheatley, incluidos su hijo
Nathaniel y su hija Mary, no excusaron por completo a Phillis de sus deberes
domésticos, sino que le enseñaron a leer y escribir.
Pronto se sumergió
en la Biblia, la astronomía, la geografía, la historia, la literatura británica
(particularmente John Milton y Alexander Pope),y los clásicos
griegos y latinos de Ovidio, Terence y Homero. En "A la Universidad
de Cambridge en Nueva Inglaterra" (probablemente el primer poema que
escribió pero no se publicó hasta 1773) Phillis indicó que a pesar de esta
exposición, rica e inusual para un esclavo estadounidense, su espíritu anhelaba
el desafío intelectual de una atmósfera más académica.
(1770) fue el primer poema publicado de Wheatley, Carl Bridenbaugh reveló en
1969 que Phillis, de trece años, después de escuchar una saga milagrosa de
supervivencia en el mar, escribió "Sobre los señores Hussey y
Coffin", un poema que se publicó el 21 de diciembre de 1767 en Newport,
Rhode Island, Mercury. Pero fue la elegía de Whitefield la que le dio
renombre nacional a Wheatley. Publicado como un folleto en Boston, Newport y
Filadelfia, el poema fue publicado con el sermón fúnebre de Ebenezer Pemberton
para Whitefield en Londres en 1771, trayendo su aclamación internacional.
Cuando tenía dieciocho años, Phillis había reunido una colección de veintiocho
poemas para los cuales, con la ayuda de la señora Wheatley, publicó anuncios
para suscriptores en los periódicos de Boston en febrero de 1772. Cuando los
colonos aparentemente no estaban dispuestos a apoyar la literatura de un
africano, ella y los Wheatley se dirigieron frustrados a Londres en busca de un
editor. Phillis había enviado el poema de Whitefield a Selina Hastings, condesa
de Huntingdon, de quien Whitefield había sido capellán. Un rico partidario de
las causas evangélicas y abolicionistas, la condesa instruyó al librero
Archibald Bell para que comenzara la correspondencia con Phillis en preparación
para el libro. Phillis, que sufría de una condición de asma crónica y
acompañado por Nathaniel, partió a Londres el 8 de mayo de 1771.
La ahora célebre poetisa fue recibida por varios dignatarios: el patrón de los
abolicionistas, el conde de Dartmouth, el poeta y activista Barón George
Lyttleton, Sir Brook Watson (que pronto sería el alcalde de Londres), el
filántropo John Thorton y Benjamin Franklin. Mientras Phillis cruzaba
el Atlántico para llegar a la señora Wheatley, quien, al final del verano, se
había enfermado gravemente, Bell estaba circulando la primera edición de Poemas
sobre diversos temas, religiosos y morales (1773), el primer volumen de
poesía de un negro estadounidense publicado en los tiempos modernos. Poemas sobre
diversos temas revelaron que la forma poética favorita de Phillis era la
copla, tanto el pentámetro yámbico como heroico.
Más de un tercio de su canon se compone de elegías, poemas sobre la muerte de
personas notables, amigos o incluso extraños cuyos seres queridos emplearon al
poeta. Los poemas que mejor demuestran sus habilidades y son más cuestionados
por los detractores son aquellos que emplean temas clásicos y técnicas. En su
epilión "Niobe en apuros por sus hijos asesinados por Apolo, de las
Metamorfosis de Ovidio, Libro VI, y de una "Vista de la pintura del
Sr. Richard Wilson", no solo traduce Ovidio sino que agrega sus propias
líneas hermosas para extender las imágenes dramáticas. En "A Mecenas"
transforma la oda de Horacio en una celebración de Cristo. Además de las
técnicas clásicas y neoclásicas, Wheatley aplicó el simbolismo bíblico para
evangelizar y comentar sobre la esclavitud.
Por ejemplo,"On Being Brought from Africa to America",el poema más
conocido de Wheatley, reprenderá a la audiencia del Gran Despertar para
recordar que los africanos deben ser incluidos en la corriente cristiana:
"Recuerden, cristianos, negros, negroscomo Caín,/ Pueden ser
refinados y unirse al tren angelical". El resto de los temas de Wheatley
se pueden clasificar como celebraciones de América. Fue la primera en aplaudir
a esta nación como gloriosa "Columbia" y eso en una carta nada menos
que al primer presidente de los Estados Unidos, George Washington, con quien
había mantenido correspondencia y con quien más tarde tuvo el privilegio de
conocer. Su amor por la América virgen, así como su fervor religioso, se
sugiere aún más por los nombres de los líderes coloniales que firmaron el testimonio
que apareció en algunas copias de Poemas sobre diversos temas para
autenticar y apoyar su trabajo: Thomas Hutchinson, gobernador de Massachusetts;
John Hancock; Andrew Oliver, vicegobernador; James Bowdoin; y el reverendo
Mather Byles. Otro ferviente partidario de Wheatley fue el Dr. Benjamin Rush,
uno de los firmantes de la Declaración de Independencia. Phillis fue manumitido
unos tres meses antes de que la señora Wheatley muriera el 3 de marzo de 1774.
Aunque muchos editoriales británicos castigaron a los Wheatley por mantener a
Phillis en esclavitud mientras la presentaban a Londres como el genio africano,
la familia había proporcionado un refugio ambiguo para el poeta. Phillis fue
mantenida en el lugar de un sirviente, a una distancia respetable de los
círculos gentiles de los Wheatley, pero no había experimentado ni las
traicioneras demandas de la esclavitud ni las duras exclusiones económicas
generalizadas en una existencia libre-negra. Con la muerte de su benefactor,
Phillis se deslizó hacia esta tenue vida. Mary Wheatley y su padre murieron en
1778; Nathaniel, que se había casado y se había mudado a Inglaterra, murió en
1783. A lo largo de los años de vacas flacas de la guerra y la depresión
siguiente, el asalto de estas realidades raciales fue más de lo que su cuerpo
enfermizo o alma estética podía soportar.
El 1 de abril de 1778, a pesar del escepticismo y la desaprobación de algunos
de sus amigos más cercanos, Phillis se casó con John Peters, a quien conocía
desde hacía unos cinco
años. Un negro libre, Peters evidentemente aspiraba a la grandeza empresarial y
profesional. En varios registros históricos se dice que se llamó a sí mismo Dr.
Peters, que ejerció la abogacía (tal vez como defensor independiente de los
negros desventurados), mantuvo un supermercado en Court Street, intercambió
oficios como panadero y barbero, y solicitó una licencia de licor para un bar.
Descrito por Merle A. Richmond como "un hombre de muy buena personalidad y
modales", que "llevaba una peluca, llevaba un bastón y actuaba como
'el caballero'", Peters también fue llamado "un notable espécimen de
su raza, siendo un escritor fluido, un orador listo". Las ambiciones de
Peters lo consideraban "inmóvil", arrogante y orgulloso a los ojos de
algunos reporteros, pero como un hombre negro en una época que solo valoraba su
fuerza, la perspicacia para los negocios de Peters simplemente no era vendible.
Al igual que muchos otros que se dispersaron por todo el noreste para evitar
los combates durante la Guerra de la Independencia, los Peters se mudaron
temporalmente de Boston a Wilmington, Massachusetts, poco después de su
matrimonio.
Merle A. Richmond señala que las condiciones económicas en las colonias durante
y después de la guerra fueron duras, particularmente para los negros libres,
que no estaban preparados para competir con los blancos en un mercado laboral
estricto. Estos factores sociales, en lugar de cualquier negativa a trabajar
por parte de Peters, fueron quizás los más responsables de la nueva pobreza que
Phillis sufrió en Wilmington y Boston, después de que más tarde regresaron
allí. Entre 1779 y 1783, la pareja tuvo tres hijos (todos los cuales murieron
cuando eran niños pequeños), y Peters se desvió aún más hacia la penuria, a
menudo dejando a Phillis a su suerte y a los niños trabajando como charwoman
mientras esquivaba a los acreedores y trataba de encontrar empleo.
Durante las primeras seis semanas después de su regreso a Boston, Phillis y los
niños se quedaron con una de las sobrinas de la señora Wheatley en una mansión
bombardeada que se convirtió en una escuela diurna después de la guerra. Peters
luego los trasladó a un apartamento en una sección deteriorada de Boston, donde
otros parientes de Wheatley pronto encontraron a Phillis enfermo e indigente.
Como recuerda Margaretta Matilda Odell, "Dos de sus hijos estaban muertos,
y el tercero estaba enfermo hasta la muerte. Ella misma estaba sufriendo por
falta de atención, por muchas comodidades, y la mayor de todas las comodidades
en la enfermedad: la limpieza. Fue reducida a una condición demasiado
repugnante para describirla. En un apartamento sucio, en una parte oscura de la
metrópoli, yacían moribundos la madre y el niño que se desabasa. La mujer que
había sido honrada y respetada en presencia de los sabios y buenos... ¡estaba
contándose las últimas horas de vida en un estado de la miseria más abyecta,
rodeado de todos los emblemas de una pobreza miserable!"
Sin embargo, a lo largo de estos años de vacas flacas, Phillis continuó
escribiendo y publicando sus poemas y manteniendo, aunque en una escala mucho
más limitada, su correspondencia internacional. También sintió que a pesar de
la mala economía, su audiencia estadounidense y ciertamente sus amigos
evangélicos apoyarían un segundo volumen de poesía. Entre el 30 de octubre y el
18 de diciembre de 1779, con al menos el motivo parcial de recaudar fondos para
su familia, publicó seis anuncios solicitando suscriptores para "300
páginas en Octavo", un volumen "Dedicado al Honorable Benjamin
Franklin, Esq.: Uno de los Embajadores de los Estados Unidos en la Corte de
Francia", que incluiría treinta y tres poemas y trece cartas. Sin embargo,
al igual que con poemas sobre diversos temas,la población estadounidense
no apoyaría a uno de sus poetas más notables.
(La primera edición
estadounidense de este libro no se publicó hasta dos años después de su
muerte). Durante el año de su muerte (1784), pudo publicar, bajo el nombre de
Phillis Peters, un magistral poema de sesenta y cuatro líneas en un folleto
titulado Libertad y Paz, que aclamaba a Estados Unidos como "Columbia" victoriosa
sobre "Ley Britannia". Orgullosa de la intensa lucha de su nación por
la libertad que, para ella, le parecía una grandeza espiritual eterna, Phillis
terminó el poema con un anillo triunfal: el 2 de enero de ese mismo año,
publicó An Elegy, Sacred to the Memory of that Great Divine, The Reverend
and Learned Dr. Samuel Cooper,pocos días después de la muerte del pastor de la
iglesia de Brattle Street. Y, lamentablemente, en septiembre, la sección
"Ensayos poéticos" de The Boston Magazine publicó "To
Mr. and Mrs.________, on the Death of their Infant Son", que probablemente
fue un lamento por la muerte de uno de sus propios hijos y que ciertamente
presagió su muerte tres meses después.
Phillis Wheatley murió, descuidada y sola. Como concluye Richmond, con amplia
evidencia, cuando Phillis expiró el 5 de diciembre de 1784, John Peters fue
encarcelado, "obligado a liberarse de la deuda por un encarcelamiento en
la cárcel del condado". Su último hijo sobreviviente murió a tiempo para
ser enterrado con su madre, y, como Odell recordó, "Una sobrina nieta de
la benefactora de Phillis, pasando por Court Street, se encontró con el funeral
de un adulto y un niño: un transeúnte le informó que estaban llevando a Phillis
Wheatley a esa mansión silenciosa ..."
Estudios recientes muestran que Phillis Wheatley escribió quizás 145 poemas (la
mayoría de los cuales habrían sido publicados si los animadores que ella
suplicaba hubieran salido a apoyar el segundo volumen), pero esta herencia
artística ahora está perdida, probablemente abandonada durante la búsqueda de
subsistencia de Peters después de su muerte. De las numerosas cartas que
escribió a líderes políticos y religiosos nacionales e internacionales, existen
unas dos docenas de notas y cartas. Como una exhibición de inteligencia
africana, explotable por miembros del movimiento ilustrado, por cristianos
evangélicos y por otros abolicionistas, tal vez fue reconocida aún más en
Inglaterra y Europa que en América.
Los críticos de
principios del siglo XX de la literatura afroamericana no fueron muy amables
con Wheatley debido a su supuesta falta de preocupación por la esclavitud.
Wheatley, sin embargo, tenía una declaración que hacer sobre la institución de
la esclavitud, y llegó al segmento más influyente de la sociedad del siglo
XVIII: la iglesia institucional. Dos de las mayores influencias en el pensamiento
y la poesía de Phillis Wheatley fueron la Biblia y el cristianismo evangélico
del siglo XVIII; pero hasta hace poco los críticos de Wheatley no consideraban
su uso de la alusión bíblica ni su aplicación simbólica como una declaración
contra la esclavitud. A menudo hablaba en un lenguaje bíblico explícito
diseñado para mover a los miembros de la iglesia a una acción decisiva. Por
ejemplo, estas líneas audaces en su elogio poético al general David
Wooster castigan a los patriotas que confiesan el cristianismo pero oprimen a
su pueblo: Y en una carta abierta al reverendo Samson Occom, escrita después de
que Wheatley fuera libre y publicada repetidamente en los periódicos de Boston
en 1774, equipara la esclavitud estadounidense a la del Egipto pagano en la
antigüedad: "De lo contrario, tal vez, los israelitas habían sido menos
solícitos por su libertad de la esclavitud egipcia: no digo que hubieran estado
contentos sin ella, de ninguna manera, porque en cada pecho humano, Dios ha
implantado un Principio, que llamamos Amor a la libertad; es impaciente por la
opresión, y pantalones para la liberación; y por la salida de nuestros egipcios
modernos afirmaré que el mismo Principio vive en nosotros".
En los últimos diez años, los estudiosos de Wheatley han descubierto poemas,
cartas y más hechos sobre su vida y su asociación con los abolicionistas negros
del siglo
XVIII. También han trazado su notable uso del clasicismo y han explicado la
intención sociológica de sus alusiones bíblicas. Toda esta investigación e
interpretación ha demostrado el desdén de Wheatley por la institución de la
esclavitud y su uso del arte para socavar su práctica. Antes de que finalice
este siglo, todas las implicaciones estéticas, políticas y religiosas del arte
de Wheatley y los hechos aún más destacados sobre su vida y obras seguramente
serán conocidos y celebrados por todos los que estudian el siglo XVIII y por
todos los que veneran a esta mujer, una poeta muy importante en el canon
literario estadounidense.
La chef Vicky Lau
de Hong Kong lleva el feminismo a las cocinas.
Lau es parte de
una nueva generación de mujeres chefs de Hong Kong, junto a Peggy Chan y May
Chow, que se han convertido en ejemplo de empresarias exitosas.
En la competitiva
arena de la alta cocina de Hong Kong, pocos han tenido un ascenso tan
fulgurante como Lau, que en poco más de una década pasó de abrir un pequeño
café a dirigir uno de los restaurantes más celebrados de la ciudad.
Meses atrás, Tate
Dining Room fue galardonado con dos estrellas Michelin, un hito para las chef
asiáticas, a menudo menospreciadas.
Y aunque muchos
chefs dicen en entrevistas que los premios no significan gran cosa, Lau, de 40
años, es más frontal. "Yo no entré a la industria porque quería estos
reconocimientos, pero con el tiempo, sí se convirtieron en una meta", dijo
en una entrevista con AFP.
La importancia del
doble Michelin para las mujeres. "Creo que sí dice algo porque impulsa a
mucha gente en nuestra industria a seguir adelante", dijo Lau, una
exdiseñadora gráfica que cambió de carrera. Asegura que realmente no pensó
mucho en cómo sería su experiencia por ser mujer y chef cuando entró en la
profesión. Recordó que muchos de sus compañeros eran mujeres cuando estudió en
la academia culinaria Cordon Bleu de Bangkok.
Una vez dentro del
oficio, vio cómo los hombres dominaban todo, especialmente las oportunidades de
ascender en una empresa o ser propietario de un negocio.
Al comenzar a
llamar la atención con sus platillos, al inicio le cansaba ser consultada sobre
su género, el ejemplo que estaba dando y el modelo a seguir en que se había
convertido.
Pero con el tiempo
comenzó a aceptar la realidad de que su éxito podría servir para motivar a
otras. "De hecho se convirtió en una de mis motivaciones para ir a trabajar",
afirmó.
Una generación de
jóvenes empresarias. Lau es parte de una nueva generación de mujeres chefs de
Hong Kong, junto a Peggy Chan y May Chow, que se han convertido en ejemplo de
empresarias exitosas.
Los premios
culinarios internacionales tradicionalmente se enfocan en la cocina occidental
y chefs masculinos, pero lentamente, las listas de ganadores comienzan a
reflejar un poco más la realidad del mundo.
Aunque los avances
pueden parecer desesperadamente lentos, el movimiento "Me too" trajo
a la luz el comportamiento masculino que era elogiado por críticos de cocina y
programas de televisión.
"La industria
culinaria está dominada por los hombres, como todo el mundo sabe, pero también
espera que las mujeres se comporten como hombres", se quejó Peggy Chan,
una de las primeras chefs de alta cocina vegetariana en Hong Kong.
El lento
crecimiento de las mujeres, tanto en las cocinas profesionales como en la
propiedad de restaurantes, dijo Chan, comienza a tener un impacto.
"Ahora hay
mucho más espacio para diferentes tipos de personalidades", aseguró.
Lau dice que su
cocina es más de 50% femenina, y las chefs con hijos son consideradas, no
marginadas. "Aquí no celebramos el estilo gritón de Gordon Ramsey",
señaló Lau.
El paso de la
pandemia
Su negocio se ha
mantenido a flote durante la pandemia del coronavirus gracias a que ha
realizado catering, ventas para llevar y una pastelería. También abrió por
primera vez para almuerzo, ofreciendo un menú de degustación de menor precio
basado en un solo ingrediente.
"Hemos hecho
arroz, tofu, té, salsa de soya", detalló la chef. Cada plato de su último
menú es elaborado con las distintas partes de una planta: semillas, hojas,
bulbos, tallos, frutos, raíces y flores. Lau dice que la pandemia la empujó a
un espacio más creativo y reflexivo.
"Creo que el
covid va a poner a la globalización en una pequeña pausa", vaticinó, al
afirmar que los restaurantes de alta cocina se ven obligados a utilizar más
ingredientes locales.
Para ella, la alta
cocina es una forma de "expresarse en un plato", y "muchas veces
uno se puede perder un poco".
Lo femenino y la
feminidad han sido vistos desde un punto filosófico-estético durante años,
asociados siempre a una belleza meramente conceptual en el arte. La perspectiva
frente esto ha cambiado diametralmente con el paso del tiempo, desde las
amplias acepciones de “lo bello” y “lo bueno”, que referían a la
belleza estética pero también a lo justo y a la verdad, que Platón exponía
en uno de sus diálogos, Hipias mayor, en los que la mujer era
un fuerte objeto de preocupación, hasta pasar por el afeminamiento del teatro
de variedades del siglo XIX, relacionado a la aristocracia y al buen
gusto. En esto, se abre una sociedad sin leyes igualitarias ni derechos
para la mujer.
La mujer, desde el
principio del arte, era vista como el objeto de alguna obra maestra, y
terminaba siendo el ápice de la manifestación cultural. La musa de las disciplinas
artísticas, silenciada casi hasta suprimirla. Han sido tratadas como un
colectivo marginado incluso en las actividades principales de la sociedad
griega, cuando se producían, paradójicamente, grandes obras como Medea, Las
vacantes e Ifigenia en Áulide de Eurípides, o Antígona de
Sófocles. Hasta este punto, las mujeres participan de los rituales
dramáticos en los cánticos religiosos.
Poco después, los
mitos (personajes) femeninos eran interpretados por hombres y a las mujeres se
les prohibió la entrada al teatro.
Luego aparecieron
en la escena Cresida, Desdémona, Julieta, lady Macbeth, Ofelia, Porcia,
Rosalinda, Titania y Viola. William Shakespeare y sus contemporáneos habían
creado los textos hoy considerados clásicos, con personajes femeninos potentes,
que bajo ninguna circunstancia podían ser escenificados por mujeres.
Las féminas, sin
embargo, lucharon por tener voz y mayor representación en este lugar que
parecía ser el más libre –o el más obsceno–. Y esto ha quedado reflejado en la
leyenda de la alemana Roswitha de Gandersheim conocida como la primera
dramaturga de la historia o posteriormente en comediantes como La Calderona, La
Caramba, Rita Luna o las Hermanas Correa, que pudieron ser actrices en España
gracias a un Real Decreto de 1587, en el que se ordenaba que para que las
mujeres pudieran actuar debían estar casadas y haber suscrito contratos
legales.
Hasta cierto
punto, ¿se podría afirmar que la mujer ha superado la barrera de la
objetivación en las artes escénicas? Con toda su verdad y su libertad, ¿sigue
siendo el teatro un arte que suprime a las mujeres? ¿Quedan vestigios en
nuestras salas de esa supremacía masculina?
En el Día de
la Mujer, 2019, El – Teatro conversó con seis mujeres, artistas de la
escena actual y luchadoras por arte más inclusivo, para conocer cuál es el rol
que juegan las mujeres en el teatro actual y qué hay que trabajar para que los
cambios sean contundentes.
“Hay que romper
estereotipos”
AIDA MERCADA. Actriz
La mujer tiene una
función muy importante. No sólo en cuestiones de igualdad de derechos, sino
como representante del 50% de la población mundial. Por esto hay que
visibilizar a todas las mujeres, revindicar sus derechos, romper estereotipos y
prejuicios legitimados muchas veces por el género y crear nuevos referentes.
Para ello el
teatro es un escenario ideal, ya que es espejo y trasformador de la realidad.
El feminismo por tanto es muy importante en el teatro y nos puede ayudar a
darle al teatro la posibilidad de ser más justo.
Hay muchas mujeres
en teatro pero todas nos vemos atacadas por los cánones de belleza. Somos
obligadas a representar papeles que siguen legitimando los roles de género
asociados a la mujer como cuidadoras o mujer-objeto, entre otros u obligadas a
lidiar con comportamientos machistas de parte de nuestros compañeros.
“Tenemos muchas
cosas qué decir”
LORENA VOLPE. Directora
y dramaturga
Los teatros de
Barcelona se han unido a la huelga colectiva por el Día de la Mujer
precisamente para señalar que existe una desigualdad en el sector. No hay
suficientes mujeres en el teatro. Al menos no en los cargos de dirección,
dramaturgias, ni muchos cargos técnicos. Los números son muy dispares.
El feminismo, en
este sentido, ha sido fundamental para señalar esta problemática. Ha llegado en
el momento justo. El feminismo es luchar para que tengamos las mismas
oportunidades. No que predomine uno sobre otro, sino que tengamos las mismas
oportunidades.
El movimiento es
fundamental y ha invadido de forma positiva la escena teatral.
Tampoco se deben
censurar autores que vivieron contextos muy diferentes. El teatro está aquí
para retratar realidades y no para darles la espalda. El hecho de que se
censuren obras teatrales porque retratan el machismo no debe pasar.Cada vez más
tenemos más oportunidades para darnos a oír y darles más oportunidades, porque
tenemos muchas cosas qué decir y hemos vivido muchos años de silencio. Como
mujer, he tenido la posibilidad de publicar, trabajar y que se programen mis
obras en las salas y que esto tiene que ir a más.
“Podemos trabajar
en cualquier área”
ZARA FERMÍN. Periodista
cultural y gestora
Considerando toda
la áreas de trabajo que implica el montaje de una obra de teatro y el teatro en
sí mismo como arte, la mujer está involucrada totalmente en las
diversas áreas hoy en día. Por ejemplo en la producción, dirección, actuación,
maquillaje, escenografía, vestuario y prensa, sin duda. Sin embargo, el área
sigue dominado por los hombres en otras áreas especialmente técnicas como
tramoyistas, utileros, eléctricos, sonido e iluminación.
Todavía nos queda
romper paradigmas para así poder hablar de igualdad.
Desde luego que
hace falta más presencia de mujeres en las artes escénicas y en la cultura en
general. Una lucha en pro del feminismo en áreas específicas como las técnicas.
Pero más allá de eso me gustaría que nos vieran como seres humanos capaces de
trabajar en cualquier área sin mirar nuestro género. Tomar en cuenta nuestra
capacidad profesional para así lograr el estado ideal que es la igualdad.
Con el estreno del
filme 'The Glorias', queremos repasar la vida de Gloria Steinem, la mayor y más
importante feminista de la historia, que con sus libros, su activismo y su
discurso cambió radicalmente la vida de todas las mujeres del planeta.
"Las mujeres
no van a ser iguales fuera de su casa hasta que los hombres sean iguales en
ella" (Gloria Steinem)
En 2020, el feminismo en
las sociedades occidentales ya no es un sueño, es una realidad. El movimiento
feminista ha adquirido especial relevancia en los últimos años
después de que mujeres de todo el planeta reaccionaran con sororidad ante la
terrible violencia machista, el tedioso techo de cristal o la falta de
ecuanimidad en el reparto de las tareas domésticas.
Pero hace medio
siglo no era así. Muchas mujeres seguían condenadas a no poder elegir su vida,
a no poder estudiar, a no tener libertad para elegir su vida, su sexualidad, su
carrera. No había más opción que permanecer en el ámbito doméstico cuidando
de los hijos.
Afortunadamente
las décadas de los 60 y 70 fueron crucial para las mujeres, pues la tercera ola
feminista, al hilo de las revoluciones estudiantiles y del movimiento hippie,
desencadenó grandes avances para la mujer: el control de la natalidad, la
incorporación al mercado laboral, el divorcio...
Para que llegara
todo esto que hoy nos parece 'normal', fue esencial el papel de una mujer, la
periodista y activista estadounidense Gloria Steinem, que es considerada
como la mayor feminista de la historia: una mujer que cambió para siempre la
vida de todas nosotras. Una persona que lleva sesenta años luchando por los
derechos de las mujeres.
Evocando su vida,
e inspirada en su biografía 'Mi vida en la carretera', mañana se estrena 'The
Glorias', película basada en la vida de Steinem protagonizada por las
oscarizadas Alicia Vikander ('La chica danesa') y Julianne Moore ('Siempre
Alice') y dirigida por Julie Taymor ('Frida'), una estupenda ocasión para
repasar la trayectoria de la gran feminista de nuestro tiempo.
Una auténtica
pionera
Steinem nació
el 25 de marzo de 1934 en Toledo (Ohio). De pequeña tuvo una educación inusual,
pasando temporadas en Michigan, Florida y California, por lo que no fue al
colegio regularmente hasta los 11 años. Su adolescencia fue complicada
porque, tras la separación de sus padres, cuidó a su madre, que padecía
una grave enfermedad mental, hasta ingresar en la universidad.
Eran los años 50 y
se matriculó en el Smith College para estudiar gobierno, una opción poco
habitual para las mujeres del momento. Pero es que ella no quería seguir
tampoco el camino esperado de la maternidad y el matrimonio: "En la
década de los 50, cuando te casabas, te convertías en lo que era tu marido, por
lo que parecía que era la última decisión que ibas a tomar. Yo había sido el
progenitor de una niña grande: mi madre. Así que no quería terminar cuidando a
otra persona", explicó a 'People'.
Tras terminar su
carrera, pasó por la terrible experiencia de abortar ilegalmente con
un doctor londinense de camino a la India, donde trabajó como asistente del
presidente de la Corte Suprema. A su vuelta a Estados Unidos, consiguió el
puesto de directora de la Independent Research Service, una organización que
resultó estar financiada por la CIA.
Comenzó después su
carrera como freelance en 'Esquire', escribiendo artículos sobre la
contracepción y cómo las mujeres estaban obligadas a elegir entre su carrera y
el matrimonio. Estamos en 1963 y entonces escribe para la revista 'Huntington
Hartford's Show' uno de sus trabajos periodísticos más importantes: se
infiltra como 'conejita' en el Playboy Club de Nueva York para informar de
las denigrantes condiciones de las trabajadoras.
Hablando de
mujeres
En 1968, formó
parte del equipo fundacional de 'New York Magazine' y fue allí donde,
como ella misma dice, saltó el "clic feminista" cubriendo un acto
sobre el aborto. Ella explica que nunca se había sentido culpable por abortar y
recuerda que aquel día "fui consciente de que era la primera vez que había
asumido la responsabilidad de mi propia vida". Fue a raíz de ese artículo
donde ella inventó el concepto 'libertad de reproducción' como
"una expresión que indica la libertad de opción de tener hijos o no
tenerlos, lo que posibilita una coalición entre nosotras".
Los años 70 fueron
determinantes para Steinem: se unió a otras feministas como Bella Abzug y Betty
Friedan y creó el Caucus Político Nacional de Mujeres, que trabajó
por los problemas de la mujer. Fue fundadora junto con Dorothy Pitman
Hughes y otras activistas de la icónica revista 'Ms', el primer
medio feminista de la historia, que también fue pionero en sacar en portada
temas como la violencia contra las mujeres (1976). Cincuenta años después,
sigue siendo miembro del comité de dirección.
Fue en este tiempo
cuando Gloria Steinem y Dorothy Pitman Hughes posaron para el fotógrafo Dan
Wynn para la legendaria foto en la que ambas aparecen con el puño en alto representando
el empoderamiento de dos mujeres de distinto color. Fue publicada en 1971 en la
revista 'Esquire'. Un año después, se convirtió en la primera mujer en dar un
discurso en el Club Nacional de Prensa, en el que criticó a los
medios por la falsa integración de las minorías en las redacciones.
Sus pensamientos
fueron criticados por feministas extremas, por trabajar respaldada por la CIA;
otros cuestionaron su vinculación al movimiento por mostrar una imagen tan
elegante y glamurosa. Pero ella siguió haciendo su trabajo, escribiendo
por y para las mujeres. Así, en 1978 redactó para 'Cosmopolitan' la
sátira 'Si los hombres pudieran menstruar', imaginando un mundo en el
que los hombres tuvieran el periodo y concluyendo que para ellos sería un
motivo de honor en vez de la vergüenza que experimentan las mujeres.
Libros
revolucionarios
En 1983 publicó
una de las obras más importantes de su carrera, una colección de ensayos
titulada 'Outrageous Acts and Everyday Rebellions' [traducible por
'Actos escandalosos y rebeliones cotidianas'] donde abordaba temas como la
importancia del trabajo, la relación entre la comida, malnutrición y
discriminación femenina o la brutalidad de la mutilación genital.
En 1986, solo tres
años de ser diagnosticada de cáncer de mama, publicó 'Marilyn: Norma Jean',
un ensayo sobre la actriz en el que recalcaba la fragilidad de su persona, su
infancia torturada y su enorme carisma y complejidad, desmontando los mitos de
la 'ambición rubia' de Hollywood.
También fue muy
criticada por su libro de 1992 'Revolution from Within: A Book of Self-Esteem'
['Revolución desde dentro: un libro de autoestima'], porque algunas feministas
pensaban que el enfoque de la autoestima no encajaba en el movimiento.
Pero esto le sorprendió, porque Steinem creía que tener una imagen confiada en
uno mismo era crucial para generar el cambio.
En los últimos
años, ha seguido muy activa dando conferencias, asistiendo a manifestaciones,
escribiendo su biografía ('Mi vida en la carretera', 2015), apoyando
carreras políticas como la de Hillary Clinton, acudiendo a eventos e
incluso participando en ficciones como 'El Club de las primeras esposas' (1996)
o la serie 'The Good Wife' (2009). En la actualidad, sigue ejerciendo de
periodista y, así, tiene pendiente de estrenar dos documentales y una
serie en la que es productora ejecutiva: 'Project Soar', 'My name is
Andrea' y 'Untitled Sojourner Truth Project'.
A sus 85 años,
Steinem no piensa echar el cierre y dejar de apoyar las causas feministas. Queda
mucho por hacer. Por ejemplo, apoyar el estreno de 'The Glorias'. Con su
característico humor asegura: “Cuando Julie Taymor me llamó para decirme que
'Mi vida en la carretera' debería ser una película, me sentí como si yo misma
formara parte de una película. Imágenes de Frida pasaron por mi cabeza,
con los colores de Kahlo brillando en la pantalla, y de 'Across the
Universe', con las canciones de los Beatles convertidas en un movimiento
de paz mundial". Porque así nos gustaría que fuera el feminismo:
pacifista, lleno de sororidad, inspirador y con mucho, mucho color.
Feminismo, violación y pérdida: así es la poesía de
Rupi Kaur
“Otras maneras de usar la boca” es un libro que dice
adiós al pudor y a los tabúes
GUILLERMINA TORRESI
BARCELONA
22/03/2017 11:38Actualizado a 22/03/2017 14:43
Rupi Kaur tiene 24 años, nació en Pujab (India) y
ahora vive en Canadá. Su primer libro Otras maneras de usar la boca (EspasaEsPoesía,
2017) es un viaje que a ratos se detiene en la forma del amor adolescente para
dar marcha atrás y profundizar con rigor en el miedo, en el dolor, en la
pérdida y en el pudor.
En las palabras de esta autora no hay metáforas:
es directa, dura, amarga y repleta de crudeza. Su nombre se hizo conocido
gracias a un proyecto universitario censurado por Instagram (donde
cuenta con más de un millón de seguidores): Period, una sesión
fotográfica donde se reflejaba la rutina de la mujer en la menstruación de
forma explícita, sin retoques ni filtros. Cuando explica su trabajo cuenta
que la poesía la salvó, porque escribir la ayudó a sanarse.
¿Cuándo empezaste a dibujar y a escribir?
He dibujado desde siempre y comencé a escribir en la
secundaria, escribía poemas para mis amigos en sus cumpleaños. Pero no fue
hasta que me apunté en un curso de escritura creativa en la
universidad que me di cuenta de que realmente disfrutaba escribiendo y que era
algo que valía la pena explorar.
¿Por qué la poesía?
La gente pasa por la vida suprimiendo sus emociones.
Es muy importante separarse de los tabúes y hacer que la gente
sienta, que todos sintamos de verdad. La poesía me produjo exactamente eso. El
trabajo de Warsan Shire me curó de cosas que ni siquiera sabía
que estaba sintiendo. Me dije que tenía que empezar a escribir y a sanarme. Por
eso escribo poesía.
Entonces nada de novelas...
No.
El título original es ‘Milk & Honey’ (‘Leche y
miel’ en inglés) ¿por qué lo elegiste?
Elegí el título por mi apego e historia con leche y
miel. . .. Mis padres me daban una cuchara de miel como medicina y a
veces la mezclaban con leche. Ambos son recuerdos esenciales de mi educación y,
más aún, de mi comunidad, de la gente como yo.
*El título en la edición castellana es Otras
maneras de usar la boca, la editora apunta que hace referencia a uno de los
versos en el que se simbolizan todos los temas que trata: el amor, la
sexualidad y, sobre todo, la autoestima, el hecho de alzar la voz.
¿Cuál es tu mensaje con este libro?
Escribí este libro porque necesitaba curarme. La
escritura es la herramienta que uso para ello. Otras maneras de usar la
boca es el viaje de sobrevivir a través de la poesía y no hay
ningún mensaje a nadie más que a mí misma. Me convertí en la mujer que quería
ser escuchando mi corazón llorando y escribiendo sobre ello. Me
salvé. Necesitaba darme voz.
¿Escribes sobre tus propias experiencias?
Sí. Escribo sobre ciertas luchas y batallas y a
veces eso me ha llevado a lugares oscuros pero me ayuda a entender, a
aceptar, a sanar, que es siempre el objetivo. Es importante reconocer lo que
esas oscuras emociones le provocan a uno mismo. Creo que es muy importante
entender realmente que aunque ciertos recuerdos o historias te hacen sentir
triste, no estás triste. Debes salir de esa emoción.
¿Quiénes son tus principales influencias?
El trabajo de Warsan Shire no sólo me inspiró, sino
que me ayudó a pasar por momentos difíciles. También leí un montón de Khalil
Gibran, Amrita Pritam, Saul Williams y Junot Díaz. Díaz es brillante y sus
piezas inspiran mucho de mi poesía porque documenta la experiencia inmigrante
de una manera muy cruda y real. Virginia Woolf y Anne Sexton me
inspiran también. Pero Warsan es probablemente mi mayor influencia.
¿Qué piensas acerca de la buena acogida que ha tenido
el libro?
No he sido capaz de asimilar la idea de pensar
que más de 10.000 personas entran en una tienda en una misma semana y
compran ese libro. Siento como si estuviera en un tren en el que esperaba
bajarme hace cinco paradas o 10, pero el tren continúa, y sigue avanzando
más rápido, y pienso ¡pues vale! le di vida a este libro en 2014, y ahora,
desde que el editor lo recogió y lo volvió a lanzar en 2015, ha tomado una vida
propia, su propio camino.
Amelie Emmy
Noether nació el 23 de marzo de 1882 en la localidad de Erlangen, en el
estado alemán de Baviera. En su familia había 10 matemáticos en tres
generaciones y podría decirse que tenía una vocación innata para las
matemáticas, seguramente heredada por su padre el distinguido matemático Max
Noether profesor de la Universidad de Erlangen.
Emmy fue alumna en
la escuela Höhere Töchter Schule en Erlangen a partir de 1889 hasta
1897. Allí estudió alemán, inglés, francés, aritmética y recibió lecciones de
piano. Amaba el baile y le gustaba participar de las fiestas que organizaban
los hijos de los colegas de la universidad de su padre. En esa etapa de su
vida, sus aspiraciones se centraban en ser profesora de idiomas, sin embargo,
después de certificarse en esta área Emmy Noether asistió a las clases
impartidas por su padre, aunque tuvo que hacerlo como oyente dada la
imposibilidad de matricularse en la universidad por su condición de mujer.
Entonces, en Alemania,
las mujeres solamente eran aceptadas extraoficialmente en las universidades y
debían solicitar permiso a cada profesor de cátedra para asistir a sus clases.
En ese régimen de estudio estuvo en Erlangen desde 1900 a 1902. En 1903,
después de rendir un examen de admisión en Nürnberg, va a la Universidad de
Göttingen también en calidad de alumna oyente. En los años que estuvo en ese
establecimiento universitario asiste a conferencias dadas por Blumenthal,
Hilbert, Klein y Minkowski.
El curso siguiente
empezó a permitirse en el estado de Baviera la matriculación y el derecho a
examen de las mujeres en cualquiera de sus tres universidades, así que el 24 de
octubre de 1904 Emmy Noether se convertía en la primera y única mujer
matriculada en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Erlangen. Tres
años después, el 13 de diciembre de 1907, defendió su tesis, Sobre la
construcción de los sistemas formales de las formas bicuadráticas ternarias,
bajo la supervisión de Paul Gordan. Fue la segunda matemática alemana que
se doctoró en su pais, aunque a ella nunca le gustó este trabajo.
Aún así, Noether
lo tuvo muy difícil para ostentar un cargo académico. En Alemania las
reticencias hacia la mujer en la Educación eran mayores que en otros paises de
su entorno. Hay que decir que las mujeres habían conseguido acceder a la
Universidad en Francia en 1861, en Inglaterra en 1878 y en Italia en 1885. La
primera mujer que consiguió una plaza universitaria docente en Europa fue la
matemática rusa Sofia
Kovalevski en 1881, en la Universidad de Estocolmo. En Alemania, el
kaiser era un ferviente partidario de que las mujeres no salieran de las tres
kas: Kirche, Kinder, Köche (iglesia, niños y cocina).
Así, durante los
siguientes años, Noether estuvo impartiendo clases en la Universidad de
Erlangen sin cobrar. Cuando Gordan se jubila, es sustituido en la Universidad
por un joven Ernst Fischer, que había estudiado en Gotinga con Minkowski y
estimula el trabajo de Emmy, acercándola a la escuela encabezada por Hilbert.
Las bajas que en Gotinga produjo la Gran Guerra hicieron que Hilbert y Klein
volvieran a llamar a Emmy en la primavera de 1915.
Aunque tanto Klein
como Hilbert intentaron decididamente que la Universidad aceptara a las mujeres
como profesoras, la sección de humanidades del claustro se opuso tajantemente.
Entre ellos, el filósofo Edmund Husserl o el historiador Karl
Brandi, que llegó a afirmar:”Hasta ahora la aportación científica de las
mujeres no justifica en absoluto la introducción de un cambio tan drástico en
el carácter de las universidades“. No obstante, en el pecado llevaban la
penitencia, ya que cada vez se tenían que cruzar con más mujeres en los
pasillos de la Facultad. Klein introducía en las clases cada vez más oyentes
femeninas y había doctorado a cuatro rusas, dos norteamericanas y una inglesa.
Hilbert y Klein
fueron apoyados en sus pretensiones feministas por Edmund Landau, Carl
Runge y Constantin Carathéodory, pero para ponernos en contexto no nos
puede dejar de sorprender el tono empleado por Landau en su carta de
recomendación: “Con qué sencillez se presentaría la cuestión ante nosotros si,
con el mismo trabajo, la misma habilidad docente y la misma dedicación, se tratara
de un hombre (…) Considero el cerebro femenino inapropiado para la creación
matemática, sin embargo, considero a la señorita Noether como una de las raras
excepciones“. Más adelante llegó a afirmar: “Puedo dar testimonio de que es un
gran matemático, pero de si es una mujer… bien, esto ya no podría jurarlo“. Y
a Hermann Weyl se le atribuye esta declaración:”Sólo ha habido dos
mujeres en la historia de las matemáticas, y una de ellas no era matemática,
mientras que la otra no era una mujer” (la primera mujer era Sofia Kowalevski,
quien sufrió una fuerte desacreditación de su obra por parte de sus compañeros
masculinos).
De este modo
Noether siguió en la Universidad solamente por las tretas que concibieron sus
colegas para que pudiera dar clases. Así, en el curso 1916/1917 figuraba el
siguiente anuncio:”Seminario de física matemática. Teoría de invariantes:
Profesor Hilbert, con la asistencia de la doctora E. Noether“. En realidad,
Emmy era la única ponente.
Al acabar la
guerra los nuevos aires políticos permitieron por fin a Noether poderse
habilitar como privatdozent el 4 de junio de 1919. Sin embargo,
todavía no cobraba un sueldo. Permitía dar clases en la Universidad y cobrar un
pequeño estipendio a los alumnos que quisieran asistir a ellas. Noether accedió
a este título a los 37 años, cuando para sus colegas este era el primer escalón
de juventud (por ejemplo, Hilbert y Landau fueron privatdozent a los
24).
La crisis
económica alemana hace la situación económica de Noether insostenible, y Richard
Courant le consigue un contrato por unas clases de álgebra a los 41 años. No
obstante, en todos estos años de circunstancias excepcionales para Noether,
llegó a desarrollar una cálida y entrañable relación con sus estudiantes, con
los que se la veía muy a menudo, y no sólo en las horas lectivas. Sus dotes
pedagógicas y su generosidad para desarrollar distintas líneas de investigación
fueron ensalzados por todos. Emmy abrió un taller en Gotinga en el que imprimió
su sello hasta el punto de que a sus alumnos se les conoció como “chicos
Noether“, y compartían incluso la vestimenta desaliñada de su mentora.
Con la subida de
los nazis al poder, Noether estaba amenazada por partida doble, tanto por su
ascendencia judía como por sus simpatías marxistas. Muchos profesores, entre
los que figuraban Noether, Max Born y Richard Courant, fueron suspendidos
cautelarmente. Solo en 1933, alrededor de 1200 académicos judíos perdieron sus
puestos universitarios en mitad de una crisis universal. Sin embargo, ella
siguió dando clandestinamente matemáticas “judías” a estudiantes arios.
Hay que decir que
la acogida norteamericana al éxodo judío no era tan fácil como a menudo se
cree. Desde la Gran Depresión, entre 1933 y 1936 dos mil profesores habían
perdido su empleo debido a la crisis, y las discriminaciones antisemitas
también existían en Norteamérica. Harvard, Columbia o Yale tenían cuotas de
judíos. No obstante, Noether tuvo la oportunidad de emigrar al colegio
universitario Bryn Mawr, en Pensilvania, a finales de octubre de 1933.
Un año después,
gracias a la mediación de Weyl y Einstein, Noether firmó un contrato para dar
ocho horas de clase semanales en Princeton. En abril de 1935 Noether fue
ingresada en el hospital de Bryn Mawr para extirparse un tumor uterino. Aunque
la operación, el 10 de abril, fue un éxito, el 14 de abril falleció en el
hospital de una embolia. En el año 2003 la Universidad de Gotinga creó una
plaza de profesor- esta vez remunerada- con el nombre de Emmy Noether.
Las contribuciones
de Noether a la matemática son incontables, especialmente en la disciplina del
álgebra, como en la teoría de los invariantes, en la que trabajó con su mentor
Gordan. Dentro del álgebra abstracta también realizó importantes
contribuciones, y una clase de conjuntos hoy en día son conocidos como anillos
noetherianos. También se le atribuyen ideas fundamentales en el desarrollo de
la topología algebraica.
Pero por lo que
los físicos conocen más el trabajo de Noether fue por el teorema quizás más
bello que se ha creado dentro de la física matemática, el llamado teorema de
Noether, que relaciona las simetrías continuas de una teoría con sus
cantidades conservadas.